viernes, 16 de noviembre de 2007

Nuevas oportunidades

Cuando el negocio actual se ve afectado por las circunstancias exteriores, es el momento de buscar nuevas (o viejas) alternativas, que nos permitan obtener nuevos ingresos. Este es el caso de los cines, que con los DVDs y la "piratería" (aunque no me guste la palabra), y los precios en combinación directa con malos tiempos económicos, están viviendo tiempos difíciles.

De ahí que las grandes pantallas estén buscando en los últimos tiempos otras formas de rentabilizar unas salas que no se llenan (o eso dicen, porque cuando yo voy al cine eso está hasta los topes....)

Ya hubo un primer paso, reconvirtiendo salas en habitaciones de juego de videconsola gigantes; que por cierto, ya probé y hay que decir que es una experiencia altamente recomendable para jugones.

El paso que se ha dado ahora es hacia el cine en 3D. Pero no de ese de gafas de cartón con papel de color rojo y verde. No, este parece que lleva alguna tecnología algo más avanzada por detrás. O eso aseguran sus promotores. A pesar de que sigan presenta alguna tipo de montura óptica.

El primero en traerlo a España va a ser el Kinépolis, canciller de las salas de cine, en Madrid al menos. Una inversión en la sala 12 la ha convertido en el escenario perfecto para dar rienda suelta a la imaginación del espectador. Y a su bolsillo, ya que cada pase en 3D está cobrado con un premium de 2€ sobre el precio normal.

La primera película que se estrenará usando esta nueva tecnología será Beowulf, de Robert Zemeckis. Una película de animación, pensada para ser proyectada de esta manera, aunque también existirá en forma tradicional.

Pero las salas se han querido asegurar que esto no va a ser flor de un día. Y los productores no están dispuestos a dejar escapar una oportunidad de conseguir atraer a un público reticente a ver sus contenidos. Por ello la apuesta ha sido fuerte y ya son varias películas las que están en desarrollo para ser disfrutadas en 3D: Avatar, Tintín, Shrek4 o Toy Story 3, entre otras.

Ni el DVD ni la descarga de películas va a matar el cine. Pero para ello el cine ha de ofrecer una experiencia al público diferente. De hecho, si al consumidor de contenidos de vídeo le es indiferente verlo en su casa o en el cine, es que no merece la pena ir a este último. El valor percibido que sea capaz de ofrecer la sala de cine ha de ser mayor o igual que el precio que cobra por ello. Es la máxima para todo producto o servicio. Y con imágenes digitales, sonido espectacular y vídeo 3D, las productoras están por el buen camino.


Extra: esto no tiene nada que ver con el cine, pero me ha gustado. Una foto en tiempo real de la noche y el día vista desde el espacio. Visitadla a distintas horas del día, y veréis cómo cambia. Merece la pena.

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