He dejado para un día trascendente, como hoy, para hablar de un tema que me parece igualmente trascendental, aunque a la mayoría de los ciudadanos les de igual. Me refiero a la cuestión de la gestión del espectro radioeléctrico, y sus consecuencias en forma de gestión de la cosa pública, es decir de nuestro patrimonio como españoles.
Las noticias recientes sobre la asignación, concesión es la palabra, de frecuencias para nuevas emisoras de radiodifusión en la diferentes comunidades autónomas, ha sido una considerable fuente de escándalo, toda vez que las autoridades correspondientes han utilizado esa prerogativa para favorecer sin pudor ni verguenza a sus amiguetes, y para despreciar a todos los demás, y con ellos al concepto de pluralidad.
En Madrid, la sátrapa que nos gobierna con aires arstocráticos desde hace años, ha concedido sus favores a una corte de personajes y personajillos, que reunen lo más granado de la extrema derecha y de la derecha cutre, que son los que jalean a diario a la emperatriz de Lavapiés.
En otras latitudes, los beneficiados han sido los personajillos y personajes de la progresía independentista, los paniaguados del socialismo rural y subsidiado, o los merluzos del baboseo localista mas abyecto.
Y eso que ha habido cola para babosear y lamer posaderas. Al final el gato al agua se lo han llevado los más talibanes. Pedrojotas y Jimenezlosantos de todos los colores del espectro de la verguenza.
La pregunta es, ¿por qué el estado tiene que ceder competencias en aspectos en los que debería primar el interés comun de los ciudadanos?
¿Es que no tenemos bastantes prubas de que la cesión de competencias a las administraciones públicas menores, ayuntamientos y autonomías, es una fuente continua de corrupción y nepotismo?
¿No sería aconsejable devolver al estado esas competencias, como por ejemplo la gestión del espectro, y poner la concesión de licencias bajo en arbitrio de la justicia?
Ahora se habla de ceder a las autonomias parte del espectro dedicado a la telefonía móvil. ¿A alguien se le escapa que dichas frecuencias van a ir a los operadores locales, que casualmente están intervenidos de forma flagrante por los respectivos gobiernos autónomos?
¿Alguien puede dudar de que el gobierno gallego, de cualquier signo, le dará la licencia de telefonía móvil a la operadora R?
Y si esto es así, ¿por qué no se les da de mano desde el ministerio de Industria?
Es intolerable que las autoridades autonómicas y locales tengan poderes autocráticos como si fueran soberanos persas.
La segunda cuestión de este viernes, es sin duda el anuncio de la barra libre el la TDT de pago.
El ministerio de Industria ha protegido durante demasiado tiempo a Sogecable y su monopolio en la TV de pago, y ha tenido que ceder ante la evidencia de que la TDT no tiene otra alternativa de desarrollo, y ante la creciente desafección del grupo Prisa, culminada con la filtración del nuevo gobierno Zapatero.
Las nuevas oportunidades las va a tener la Sexta, que ahora podrá hacer caja y recuperar sus inversiones, sola o en compañía de otros, y algun pequeño que agudizará el ingenio.
La perdedora es Sogecable-Prisa, cuyo futuro es hoy mucho mas negro.
Esta noticia y la anterior en relación a la posibilidad de apertura de un proceso de consolidación del sector medios de comunicación, son los pilares de una fuerte remodelación del sector.
En ese proceso, los beneficiados por los sátrapas autonómicos, se van a meter un montón de euros en el bolsillo.
Espero que se lo repartan con regocijo y que lo disfruten.
En este país vale todo.
viernes, 10 de abril de 2009
Viernes de Pasión
Publicado por Antonio Cordón a las 09:54
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1 comentario:
Nadie nos asegura que si el reparto del espectro radioeléctrico fuese competencia del Estado no se repartiría a los amigos del dirigente de turno, como ocurre ahora en las autonomías.
Este es otro claro ejemplo de la importancia y relevancia de Internet y la neutralidad de la Red. La gente necesita (aunque no lo sepa) una Red que de oportunidades a todos por igual, sin depender de licencias o concesiones. Una auténtica economía de la atención donde cada medio dependa de la calidad de sus contenidos, no del control de los escasos caminos hasta los consumidores...
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