El Peek es un aparatito que sirve única y exclusivamente para enviar emails. Sencillez para los tiempos en los que parece que un móvil no es tal si no es capaz de grabar vídeos a la vez que te dice el tiempo en Honolulu y la previsión de la bolsa. Quizá ese es su secreto, que hace de manera sencilla lo que realmente importa a cierto segmento de la población. Concretamente, a los empresarios de 150 mails en el inbox al día.
Fon ha creído ver la oportunidad en este dispositivo para traerlo a Europa, bajo la marca PeekFon, aunque con una ventaja añadida clave: los mails no pagan roaming dentro de Europa. Esto no es ninguna minucia, ya que para la gran mayoría de los viajeros la itinerancia de datos es tan poco considerada como opción como una habitación en el Ritz.
Independientemente del triunfo del modelo de negocio propuesto o no, creo que la idea de la eliminación de roaming entre los países europeos es genial. Si realmente queremos competir como unión de estados debemos defender este tipo de iniciativas unificadoras, por mucho que erosionen los ingresos de las operadoras. Si en EEUU no cuesta más llamar de San Francisco a Boston, ¿por qué sí tiene que serlo entre Francia y Alemania? La Comisión Europea lucha por eliminar estas barreras. Y aunque no lo consiga, iniciativas como ésta, en las que son las propias operadoras las que dan el paso, irán floreciendo poco a poco para entrar en un mercado saturado y altamente competitivo.
Yo creo que según se vaya consolidando el mercado europeo y éste sea formado únicamente por 3 ó 4 grandes players, el roaming geográfico irá desapareciendo. No así el roaming entre operadoras, que seguirá costando unos cuantos céntimos a los consumidores. Pero en un mundo globalizado sólo los grandes son capaces de competir. Y eso aplica tanto a nivel empresarial como a nivel estatal.
Fon ha creído ver la oportunidad en este dispositivo para traerlo a Europa, bajo la marca PeekFon, aunque con una ventaja añadida clave: los mails no pagan roaming dentro de Europa. Esto no es ninguna minucia, ya que para la gran mayoría de los viajeros la itinerancia de datos es tan poco considerada como opción como una habitación en el Ritz.
Independientemente del triunfo del modelo de negocio propuesto o no, creo que la idea de la eliminación de roaming entre los países europeos es genial. Si realmente queremos competir como unión de estados debemos defender este tipo de iniciativas unificadoras, por mucho que erosionen los ingresos de las operadoras. Si en EEUU no cuesta más llamar de San Francisco a Boston, ¿por qué sí tiene que serlo entre Francia y Alemania? La Comisión Europea lucha por eliminar estas barreras. Y aunque no lo consiga, iniciativas como ésta, en las que son las propias operadoras las que dan el paso, irán floreciendo poco a poco para entrar en un mercado saturado y altamente competitivo.
Yo creo que según se vaya consolidando el mercado europeo y éste sea formado únicamente por 3 ó 4 grandes players, el roaming geográfico irá desapareciendo. No así el roaming entre operadoras, que seguirá costando unos cuantos céntimos a los consumidores. Pero en un mundo globalizado sólo los grandes son capaces de competir. Y eso aplica tanto a nivel empresarial como a nivel estatal.
2 comentarios:
El día que Vodafone (o cualquier compañía telefónica con presencia internacional) dé tarifas nacionales dentro de los países donde tenga presencia (es decir, se cargue el roaming), pasarán dos cosas:
1. Romperá el mercado y crecerá en clientes a lo bestia.
2. Casualmente, el resto de compañías también se cargarán el roaming y empezarán a ofrecer tarifas y promociones del estilo.
Espero que esto pase pronto, pero vamos, creo que les interesa mucho más seguir cobrando el roaming a precios de estafa, así que no tengo demasiadas esperanzas.
Totalmente de acuerdo, y está claro que les interesa cobrar el roaming, pero creo que la fuerte competencia a nivel continental hará que las compañías tengan que romper esta barrera para ofrecer algo distinto. Y claro, una vez una dado el paso, todas las demás irán detrás.
Creo que por mucho que la Comisión Europea trate de reducir este asalto tarifario, será finalmente el propio mercado el que acabe con él.
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