jueves, 3 de junio de 2010

Micropagos sociales

Aunque ya lleva un tiempecillo en marcha, no ha sido hasta recientemente que he conocido Flattr, un sistema social de micropagos. Lo que estos suecos han descubierto es que existe un hueco entre los creadores de contenidos gratuitos y los consumidores de los mismos, que muchas veces están dispuestos a pagar por aquellos pero no tienen forma alguna. Flattr pretende llenar ese vacío con su servicio.

Realmente el sistema es muy sencillo (algo fundamental para que este tipo de servicios tengan éxito). Los creadores ponen un botón de Flattr en su web, que puede ser pulsado por cualquier visitante a la misma que esté registrado en el servicio. Este visitante tiene una bolsa de dinero previamente definida que a final de mes se reparte entre todas las webs cuyos botones ha pulsado. El vídeo promocional creo que será más claro que yo...


A mí la idea me parece muy buena. ¿Quién no se ha leído, visto o escuchado alguna vez algo en la web por lo que hubiese estado gustoso de pagar? Muchas grandes industrias protestan argumentando que se está extendiendo una cultura del todo gratis, pero yo creo que esto no es así. Lo que está pasando es que el consumidor o cliente es cada vez más consciente de sí mismo y tiene muy clara la diferencia entre precio y valor. De esta manera, estará dispuesto a pagar por aquello que le aporte valor a él de manera individual, pero buscará la gratuidad cuando no sea así.

La mayor dificultad que le veo a este modelo de servicio es la necesidad de alcanzar una masa crítica de usuarios. Sin el suficiente número de personas suscritas y dispuestas a repartir su "asignación mensual", pocos creadores añadirán el botón, lo que hará que menos personas lo conozcan y estén dispuestas a repartir y así entramos en un bucle infinito que en Flattr tendrán que aprender a romper. Quizá una asociación con Facebook, que ya dispone de más de 400 millones de usuarios, pudiese ser la solución. De esta manera se podrían despreocupar de la capa más social del servicio y centrarse en los pagos. Aunque, en ese caso, ¿cómo podrían distinguirse de Paypal en caso de que replicase este negocio? Difícil situación...

El nombre viene del verbo to flatter, que en inglés significa halagar, y flat-rate, tarifa plana. Una clara declaración de intenciones de un servicio que trata de favorecer a los creadores, siempre por una tarifa plana. Me gusta mucho la idea y más me gusta aún viniendo de Europa. De momento parece que es en Alemania donde está teniendo más aceptación. Yo espero que se expanda pronto al resto del mundo porque el hueco que pretende cubrir desde luego que existe.

1 comentario:

Antonio Cordón dijo...

Interesante. Desde luego es necesario habilitar formas de pagar precios racionales por lo que no dejan de ser chorros de electrones.

No se puede pretender, como hacen los "autores" que electrones y átomos cuesten lo mismo.