lunes, 14 de junio de 2010

España se está enfrentando al reto del libro electrónico

El otro día leí una carta abierta a los editores de libros de texto que me dio mucho que pensar. Unida a la reciente cristalización de la iniciativa Libranda en nuestro país, uno puede obtener una clara idea de donde se encuentra el negocio de los libros digitales hoy en día en nuestro país.

Y la verdad es que la impresión que da es la de un grupo de gente que nunca aprendió aquello de que hay que conocer el pasado para no cometer los mismos errores en un futuro. Las acciones de cada uno de los participantes de la industria editorial están siendo un fiel calco de las que se sucedieron con la música y, en cierta medida, se están dando con el cine y TV. Por un lado, una industria que no quiere cambiar y se aferra a un modelo moribundo. Por otro, un gobierno protector y contrainnovador. En otro, unos escritores que ven peniques por la venta de cada una de sus publicaciones. Y al final de la cadena, en la cuarta cara del cuadrado, unos consumidores que empiezan a demandar contenido digitales que se ajuste a sus nuevas necesidades.

La alternativa de Libranda huele a muerto incluso antes de ver la luz por completo. Básicamente, se trata de una plataforma de editoriales que ofrecerán libros electrónicos a los libreros, para que procedan a su venta. Aquí ya nos encontramos con el primer escollo, que es la figura del librero, como reminiscencia del negocio tradicional y que aquí aporta bien poco valor a la cadena. Pero es que además los ebooks vendrán con DRM (clara prueba de que no aprenden ni conocen el pasado), esa absurda barrera artificial que penaliza a aquel que compra el libro, fomentando el intercambio sin ataduras en Internet.

Y si nos referimos a los libros de texto y su digitalización, no haremos sino acercarnos a otra pieza podrida del árbol corrupto frente al que nos encontramos. En todo caso, el modelo de los libros de texto es una estafa ya en su sistema actual (ante el que es una pena que no se aúnen los padres y rebelen de una vez por todas). Con la complicidad de un Ministerio de Educación bochornoso, el impulso de unas Autonomías egocéntricas y asiladas, y la complicidad de todos los colegios nacionales, las editoriales de libros de texto se enriquecen año tras año a base de reimprimir y vender unos cuadernos planos, sacando los cuartos a todos y cada uno de los españoles bajo una excusa que no se puede ignorar: la educación de un hijo.

Obviamente, el mundo digital aquí tendría mucho que decir. El poder de Internet, el acceso a cualquier fuente de información, las actividades interactivas, los vídeos y aplicaciones, podrían proporcionar un increíble y potente abanico de herramientas de soporte a los profesores. Pero claro, eso exige cambiar el modelo y dejar de vender páginas para comenzar con los servicios, olvidar la churrera de hacer copias para empezar con la continua actualización y mejora de presentación de información. Obviamente, los editores quieren preservar su modelo caduco, aunque eso vaya en contra de la sociedad que les sustenta (¡viva el capitalismo!), y el Gobierno, aunque pregone a los cuatro vientos su propuesta de poner ordenadores en las escuelas, de momento no hace demasiado.

Al final nos encontraremos con que llegará una empresa de fuera del gremio editorial (y probablemente de fuera del país) y ofrecerá unos "libros de texto digitales" (que no serán tales, porque el concepto de libro actual no se corresponderá con dicha oferta), con tabletas subvencionadas por un precio más barato de los 200€ anuales que pagan los padres actualmente. Y habrá colegios privados usarán como material escolar, haciendo un poco más grande la brecha entre clases sociales en el país. ¿Es eso lo que queremos?, se deberían preguntar Gobierno y editores.

1 comentario:

tceo dijo...

navesdepapel.com

España se adentra en el desafío del libro electrónico, fusionando lo tradicional con la innovación digital para adaptarse a las nuevas formas de lectura y ofrecer experiencias literarias más accesibles y versátiles.