domingo, 18 de julio de 2010

Un mundo de máquinas sin riesgo

Nos rodean las máquinas.

Dependemos de ellas para hacernos un café, para cruzar la calle o para morir dignamente.

Y queremos que sean perfectas. Que no fallen. Y si fallan poderle echar la culpa a alguien.

Así nos quedamos mas tranquilos.

No ha sido la máquina. Ha sido culpa de Pepito. (Suspiro de alivio generalizado).

Escucho hoy las explicaciones de la directora del parque del Tividabo, donde ayer una máquina falló y estampó contra el suelo a cuatro adolescentes matando a una chica de quince años.

La pobre explica lo de siempre: se han llevado a cabo todas las revisiones. Todo estaba en orden. No se explica como puede pasar. (En eso está de acuerdo la locutora: no debe pasar).

No debe pasar. Hay que hacer algo para que eso no vuelva a pasar.

Y sin embargo claro que volverá a pasar, porque el riesgo cero no existe en lo que a máquinas se refiere. (En cuanto a personas mucho menos).

Miles de piezas funcionando a la vez. Software complejo. Efecto mariposa.

Siempre existe el riesgo.

Si nos montamos en una montaña rusa hay riesgo. Si montamos en un avión también. Si salimos a la calle no digamos. Si nos quedamos en casa el riesgo se multiplica. (De hecho la mayoría de los accidentes se producen en el hogar como saben los expertos en salud pública).

La precaución es saludable, pero la aversión al riesgo es malsana. Una patología de la sociedad digital.

De eso a sacar al mercado un teléfono que interrumpe la conexión cuando se toca en una de sus esquinas hay un trecho.

La telefonía móvil ha avanzado suficiente como para que ya no se pueda hablar de usuarios aventureros que admiten los fallos del equipo a cambio de la novedad.

Esta vez Steve Jobs se ha pasado varios pueblos.

Y cuando recomienda una fundita para evitar el problema se vuelve a pasar mucho.

Y cuando dice que ya conocían el problema pero que a pesar de ello les parecía que el aparato merecía la pena, se pasa otra vez.

Una cosa es admitir que el "brazo loco" del Tividabo pueda fallara alguna vez y otra muy diferente es comercializar un teléfono tullido.

Me parece a mi.

1 comentario:

CER dijo...

e-stock.es

Imaginar un mundo de máquinas sin riesgo es visualizar la excelencia en seguridad. Innovación tecnológica y protocolos precisos aseguran entornos laborales donde la productividad y la protección se entrelazan armoniosamente.