Una de las peripecias mas interesantes de las revueltas egipcias, aparte los muy graciosos comentarios suscitados por el filósofo David Bisbal y su blog, ha sido el intento del gobierno local de abortar las movilizaciones, mediante el expeditivo método de cortar los móviles e internet.
Durante veinticuatro horas el país quedó como tan solo hace veinte años, y eso fue absolutamente insoportable.
Los turistas a los que se les privó de tan cotidiano elemento, clamaban en los aeropuertos y hoteles, con unas miradas de desesperación mas propias de quienes temen por lo mas esencial, como la vida por ejemplo, y no solo por la ausencia de señal para llamar a casa.
Los bancos y las empresas llamaron de inmediato a la presidencia y exigieron la devolución de las comunicaciones.
Y el sr. Mubarak tuvo que ceder y a pesar de su delicada situación, reestablecer las comunicaciones.
Puede haber una revolución, pero el móvil que no me lo toquen.
Y todo eso por una tecnología que a comienzos de los noventa todavía provocaba los comentarios hirientes de los columnistas y otros graciosos profesionales.
¿Que tiene el móvil que ha cambiado de una forma tan profunda la mente de las personas?
¿Por qué hace veinte años los turistas se contentaban con mandar una postal y hoy tienen que estar llamando a casa hasta desde el fin del mundo?
¿Por qué la comunicación instantánea se ha convertido en una exigencia insustituible y en un derecho fundamental de las personas?
¿Por qué tenemos que retransmitir en directo nuestra vida a los demás?
¿Como pudo tener lugar la revolución francesa sin móviles?
¿Pero se acuerda alguien del mundo antes de los móviles?
jueves, 3 de febrero de 2011
El movil, ni tocarlo
Publicado por Antonio Cordón a las 19:46
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