miércoles, 14 de enero de 2009

El ocaso de los dioses

Leo esta mañana que Jerry Yang, uno de los fundadores de Yahoo deja su puesto de consejero delegado a una gestora profesional, de nombre Carol Bartz, en un movimiento que recuerda a tantos otros en la industria digital, desde el adios de Bill Gates, al hasta luego permanente de Steve Jobs.

Es verdad que el pulso mantenido por Yang frente a los accionistas de la compañía, para no aceptar la oferta de Microsoft, había erosionado la capacidad de este para dirigir la compañía, pero no es menos cierto que una cosa es tener una idea brillante, y otra dirigir una compañía con miles de empleados, y con unas cuentas que cumplir.

He conocido muchos gestores, y a veces en su persona se une la pasión del visionario, con la frialdad del gestor profesional, pero no es lo mas corriente. Normalmente ambas cualidades son incompatibles.

Sobre todo cuando empiezan los problemas.

Una cosa es liderar un ejercito que avanza incontenible, y otra comenzar a cortar y a sacrificar sin compasión, incluso a tus amigos y colaboradores mas cercanos.

Normalmente el creador carece de ese ánimo implacable que es necesario, y al que un jefe que tuve, describía como tener hielo en el estómago.

Pero ¿y la mágia?

Creo que en nuestro sector hay una reflexión pendiente sobre que tipo de dirigentes debemos tener.

Los gestores son necesarios sin duda, ¿pero son suficientes?

Cuando se está creando un mundo nuevo, y se está avanzando por territorios desconocidos, los gestores son a menudo demasiado conservadores.

Por su misma formación y convicción, suelen ser personas apegadas a los números y al corto plazo.

Cuando ellos dominan, como está pasando ahora mismo en todo el mundo, se apaciguan los episodios de especulación y las malas prácticas, pero no se avanza.

Seguro que Cristobal Colon, Hernan Cortes y Nuñez de Balboa eran pésimos administradores. Pero sin ellos los administradores que les sustituyeron no hubieran tenido nada que administrar.

Y respecto a nuestra industria, yo francamente echo de menos a los viejos visionarios, y ya me cansa tanto informe trimestral y tanto indicador de rendimiento.

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