Es sin lugar a dudas la noticia del día en el mundillo: Google extiende más aún sus tentáculos digitales y anuncia su sistema operativo (OS), Google Chrome OS. Con el lanzamiento del navegador Google Chrome muchos ya vaticinaban las intenciones del buscador gigante, pero no ha sido hasta hoy que se ha revelado al mundo la extensión de la ambición de esta empresa.
No será un OS tipo Windows, el más extendido en el mercado, basado en el concepto de aplicaciones de escritorio. Este será un OS pensando para trabajar en la red, apostando claramente por un futuro aún en ciernes, pero que se asoma por el horizonte inexorablemente. Así, su intención no es habitar todos nuestros PC's, sino ocupar el nicho de mercado de los netbooks, aquellos ordenadores portátiles realmente pequeños y de escasa potencia, pensados precisamente para eso, para navegar la red y utilizar servicios desde el navegador.
Este objetivo parece claro en el roadmap de Google, que a primera vista podría plantear dudas sobre su estrategia. Porque la compañía también está metida en el desarrollo del OS Android para móviles, demostrando que aún encuentran separación entre el mundo de los portátiles y el de los teléfonos de bolsillo. Necesidades diferentes, OS diferentes. Aunque también hay piezas que caen y encajan a la perfección, como el hecho de que Google lleve años lanzando servicios a los que sólo se puede acceder a través de Internet...
Toda competencia en el mundo de la informática me parece positiva. Distintas perspectivas y distintos modelos enriquecen cada vez más el hardware, los productos y servicios y, por ende, la experiencia de usuario. Mientras que nuestro gobierno se empeña en pagar a Microsoft para que construya sus clientes del mañana, en base a 40€ por cada Windows instalado en un ordenador de un estudiante, las alternativas van surgiendo poco a poco, proporcionando un mayor abanico de posibilidades a los consumidores.
Microsoft entra (otra vez) en el mundo de los buscadores con Bing. Google en el mundo de los OS con Chrome. Los mismos competidores cada vez van abarcando más espacios hasta ahora inescrutados, con el objetivo de diversificar su catálogo y ofrecer una experiencia más completa al usuario. Nuevas batallas se avecinan a raíz de la convergencia de los productos y servicios, juntando sobre el terreno a empresas que previamente tenían su coto de caza perfectamente limitado.
No será un OS tipo Windows, el más extendido en el mercado, basado en el concepto de aplicaciones de escritorio. Este será un OS pensando para trabajar en la red, apostando claramente por un futuro aún en ciernes, pero que se asoma por el horizonte inexorablemente. Así, su intención no es habitar todos nuestros PC's, sino ocupar el nicho de mercado de los netbooks, aquellos ordenadores portátiles realmente pequeños y de escasa potencia, pensados precisamente para eso, para navegar la red y utilizar servicios desde el navegador.
Este objetivo parece claro en el roadmap de Google, que a primera vista podría plantear dudas sobre su estrategia. Porque la compañía también está metida en el desarrollo del OS Android para móviles, demostrando que aún encuentran separación entre el mundo de los portátiles y el de los teléfonos de bolsillo. Necesidades diferentes, OS diferentes. Aunque también hay piezas que caen y encajan a la perfección, como el hecho de que Google lleve años lanzando servicios a los que sólo se puede acceder a través de Internet...
Toda competencia en el mundo de la informática me parece positiva. Distintas perspectivas y distintos modelos enriquecen cada vez más el hardware, los productos y servicios y, por ende, la experiencia de usuario. Mientras que nuestro gobierno se empeña en pagar a Microsoft para que construya sus clientes del mañana, en base a 40€ por cada Windows instalado en un ordenador de un estudiante, las alternativas van surgiendo poco a poco, proporcionando un mayor abanico de posibilidades a los consumidores.
Microsoft entra (otra vez) en el mundo de los buscadores con Bing. Google en el mundo de los OS con Chrome. Los mismos competidores cada vez van abarcando más espacios hasta ahora inescrutados, con el objetivo de diversificar su catálogo y ofrecer una experiencia más completa al usuario. Nuevas batallas se avecinan a raíz de la convergencia de los productos y servicios, juntando sobre el terreno a empresas que previamente tenían su coto de caza perfectamente limitado.
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