jueves, 16 de julio de 2009

Sobre los chinos

El martes estuve en Barcelona atendiendo a una delegación de China Telecom de la provincia de Guandong, o sea la antigua Cantón, compañía que administra y da servicio a cuarenta millones de abonados móviles, y cuyos representantes estaban muy interesados en las cuestiones medioambientales relativas a las antenas, límites de exposición radioeléctricos, y otras cuestiones que se vé que comienzan a preocuparles.

Guandong es una de las provincias ricas de China y se conoce que dentro de los procesos de democratización ordenada que se llevan a cabo en aquel país, toca mover ficha en estos aspectos de la regulación medioambiental.

Claro está que hablarles de nuestras experiencias en la materia es como tratar de explicar a un esquimal las tribulaciones de un tuareg para buscar agua, porque aquí los problemas derivan de la necesidad de contratar los lugares para colocar una antena con particulares que no están obligados a alquilar su terraza a nadie, mientras que en aquel inmenso país no creo que tengan esos problemas.

También me resulta curioso que un país tan contaminado de todo tipo de vertidos como China tenga que preocuparse por las directivas europeas en materia de reciclaje o de ciclo de vida de los productos electrónicos, pero se ve que, como digo, es lo que toca.

Pero donde mas perplejidad se produjo en la delegación fue cuando les explicamos los diferentes niveles de decisión política en la Unión Europea, con Bruselas, las administraciones centrales de los países, las regionales, y los municipios, y como cada una de estas instancias se creía en situación de legislar sobre aspectos tecnológicos como los efectos del electromagnetismo.

Los chinos nos miraban con conmiseración y supongo que en su interior nos conceptuaban de decadentes gilipuertas.

No me gusta el sistema chino. Ni el de ahora ni el de los emperadores (que es el mismo), pero no hay duda de que es eficaz y que por ello sus industrias avanzan a toda velocidad sin que aquí podamos defendernos adecuadamente.

Los chinos comienzan a infundir mucho respeto. No hay mas que ver como ha reaccionado la comunidad musulmana a las matanzas de uigures, que son musulmanes.

Silencio sepulcral. Ni manifestaciones delante de las embajadas chinas, ni muyaidines clamando venganza.

También me llamó la atención que estuvieran interesados en nuestras leyes de intercepción de llamadas telefónicas. ¿Realmente necesitan una ley?

El enfrentamiento entre sociedades abiertas como las nuestras y sociedades cerradas como la china es muy complicado. No es que yo está paranoico con la amenaza china, pero que seamos tan simples me preocupa.

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