martes, 27 de julio de 2010

Lo del Campus Party

Y a mi que me suena esto del Campus Party un poco tercermundista...

Vale que la cultura juvenil ha acuñado el concepto de "quedada" y que los festivales de lo que sean son el pretexto perfecto para marcharse de casa unos días y liberarse de padres, empleadores y demás realidades sórdidas.

Vale que nuestra sociedad digital es todavía anoréxica si la comparamos con otras regiones del planeta, y necesita inyecciones de vitalidad.

Vale que es mucho mejor hablar de jóvenes que juegan con ordenadores a hablar de jóvenes que se emborrachan o que se encierran en la casa del gran hermano.

Pero juntar a la gente que se quiere conectar a las redes mundiales en un sitio para ofrecerles una conexión de 8,5 megas, resulta un poquito cutre.

En primer lugar porque la esencia de la navegación es la ubicuidad. Juntarse físicamente es lo contrario de la ubicuidad.

Lo bueno sería disponer de conexiones en cualquier sitio y a cualquier hora.

Y luego eso de los 8,5 megas cuando se está hablando de 100 o 150 megas resulta un poco paleto la verdad.

Pero esto es lo que hay en España:

Fiesta máxima.

Banda Ancha mínima.

Un sitio fenómeno para ligar (o intentarlo).

Un lugar penoso para la vida digital.

1 comentario:

Unknown dijo...

No estoy de acuerdo en todo lo que comentas...

Me encuentro entre los que creen que las ideas "viajan en el aire" y que no hay mejor campo de desarrollo de una actividad que allí donde se concentra esta.

De la misma manera que encontramos montones de start-ups y empresas de Internet en California, o grandes entidades financieras en Wall Street, o especuladores del ladrillo es las costas españolas, la Campus Party cumple su objetivo como punto de encuentro.

Porque es en estos encuentro donde la gente se conoce y ve la cara más allá de la personalidad en la Red; porque se intercambian ideas y conocimientos, así como diferentes perspectivas de ver las cosas; porque a veces es necesario estar juntos para luego poder rendir por separado.

A mí estos eventos me parecen útiles y necesarios. Si no los tuviésemos, nos quejaríamos del poco interés por la industria digital de la juventud española...