Con el Banco Central Europeo empujando y la embajada americana presionando, Zapatitos se parece cada día mas a un boxeador sonado que se tambalea en medio del "ring" aturdido por los golpes, el ruido y el calor.
El espectáculo de la política española en este final de año es bochornoso a mas no poder.
Ver a todos los partidos ponerse de parte de los internautas, dejando solo al gobierno con el marrón de obedecer a la embajada del imperio y al poderío de la SGAE, es como para salir corriendo.
¿Pero que otra cosa cabe esperar de unos políticos que colocan su beneficio por encima de cualquier otra circunstancia, y que utilizan la demagogia mas barata como ariete para alcanzar ese beneficio?
¿Como puede Zapatitos quejarse del Partido Popular cuando es él el mayor de los demagogos, y no ha hecho nada por gobernar el país hasta que los alemanes le han puesto entre la espada y la pared?
Respecto a la SGAE, y los lobbies de las "majors" cinematográficas que en nuestro país encabeza Aldo Olcese, un hombre por lo demás muy capaz, ¿de que se van a quejar cuando han abusado de sus poderes hasta extremos repugnantes, y se han negado sistemáticamente a acomodar precios y ofertas a la realidad del mercado, utilizando para ello la vieja ley del "cártel" y del "trágala"?
Ya dijimos cuando salió el proyecto de ley que la creación de una especie de Santa Inquisición dedicada a perseguir a los "piratas" sin control de los jueces era simplemente una majadería impropia de un país demócrata.
Pero naturalmente una ministra directamente implicada en el asunto no era la mejor referencia para alcanzar una solución razonable.
El control que ejerce la SGAE sobre el ministerio de Cultura español es realmente vergonzosa y una situación intolerable en términos de sociedades avanzadas.
La misma omnipresencia de la SGAE y su capacidad para establecer e imponer impuestos es una irregularidad que tendrá que ser corregida por algún gobierno, si es que este país llega a tener un gobierno digno y capaz en algún momento.
Los artistas tienen sus derechos naturalmente, pero entre esos derechos no está el de entrar en las casas de la gente a las dos de la mañana para detener a los ciudadanos a quienes ellos consideran delincuentes.
Existe la ley, existe el derecho a la defensa, y existe además la realidad que es muy tozuda y que ha hecho cambiar muchas industria desde que las redes digitales e Internet comenzaron a extenderse.
Los artistas harían bien en aceptar la esencia de los nuevos tiempos, y que no es otra que la facilidad de copia e intercambio, y trabajar en nuevos modos de capitalizar sus talentos.
También la ley tiene que ajustarse a las nuevas tecnologías y encontrar formas de atajar los nuevos delitos, que existen naturalmente, sin conculcar derechos fundamentales, como lo es el derecho a la intimidad de la correspondencia, (que solo un juez puede interrumpir), o el derecho a compartir con los cercanos la propiedad adquirida, (que es algo tan antiguo como la propiedad privada).
Si hay mafias organizadas para beneficiarse de las nuevas tecnologías, deben combatirse.
Pero no se debe culpabilizar a toda la sociedad con medidas extraordinarias, ni extender la sospecha a cualquier acto de intercambio en la red.
Zapatitos muerde el polvo, herido por la misma demagogia que siempre ha utilizado sin la mas mínima vergüenza ni pudor.
Los americanos nos llaman ladrones directamente, gracias a las denuncias de los artistas españoles, y la famosa lei de la "Economía Sostenible, que ya era un bodrio, naufraga en un Congreso lleno de "espabilaos".
Zapatitos, vete a casa.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
La ley Sinde, Zapatitos, y por la boca muere el pez
Publicado por Antonio Cordón a las 18:39
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