Asistimos estos días a uno de los espectáculos que mas nos gustan a los españoles, incluidos los nacionalistas, es decir un auto de fe.
Eran antaño estos espectáculos oficiados a mayor gloria de la religión imperante entonces, es decir el catolicismo romano, y ahora lo son en beneficio de la actual religión buenista-igualitaria, que tiene como uno de sus mandamientos fundamentales el que dice "cuidarás tu salud, y la de los demás por encima de todas las cosas".
Los chivos expiatorios son un grupo de atletas profesionales que efectivamente han conseguido sorprendentes triunfos en los estadios, y que además han conseguido salir de la pobreza en la que vivían y tienen coches y adosados y ropa de marca.
Y una vez mas tenemos que ver como la opinión publicada, seguida naturalmente por la pública, se llena de rasgaduras de vestimentas, vertido de cenizas y llantos desconsolados.
Los antaño, (ayer mismo), eran ídolos dignos de estar en los altares como símbolo de vida sana y saludable, son ahora demonizados y expulsados de los círculos de los bienpensantes.
Y entre ellos el mas malo y demoniaco es un médico canario llamado Eufemiano Fuentes, que es el mismísimo satanás que ha pervertido a la angélica Martita y la ha conducido a abismos funestos de perdición.
Los voceros de los medios, esos a los que Franco Battiato llama "las hienas de la prensa y las de los estadios", claman contra las "trampas" y los tramposos.
Y nadie reflexiona sobre el hecho de que estos pobres atletas, como sucede con los ciclistas, lo único que hacen es seguir el juego de los que han convertido el deporte en espectáculo de masas cuyo tirón son los triunfos y las marcas. Eso es lo que vende, lo que atrae a los patrocinadores, lo que proclaman los periodistas y lo que sirve a los políticos, esos entrañables carroñeros, para colgarse medallas sin sudar.
Vemos a los "esforzados de la ruta" subirse cuatro puertos de primera categoría de un tirón, y todavía les pedimos un "último" esfuerzo en el sprint final.
Saltamos del sillón entusiasmados con el que ha pulverizado el record de los 100 metros, (una vez mas).
Miramos ensimismados como los componentes de un equipo de futbol corren una y otra vez el césped del estadio, y nos parece normal que los defensas se conviertan en extremos, o que el delantero centro defienda en los corners.
Es lo moderno, nos decimos con aire de estar en el secreto. El futbol total.
Y queremos creer que todo esto es fruto del entrenamiento y de una alimentación sana.
Pero igual que el secreto de tanto ejecutivo agresivo es la coca y las anfetas, el secreto del deporte de competición es la alquimia.
Una alquimia que va mas deprisa que las técnicas de detección excepto cuando de vez en cuando falla el asunto y hay que quemar a alguien en la hoguera para que el circo siga sus funciones todos los días.
Y sobre todo que no se conculque el principio de que la salud está por encima de todo y de que consumir cualquier sustancia que "manche" nuestra pureza química es malo-malísimo.
Pobre Marta Dominguez convertida en alguien que ha profanado su cuerpo y el de otros.
Será señalada con el dedo como una moderna Maria Magdalena.
Y es que según la nueva religión, como con la antigua, ni se puede ser puta ni drogadicta.
Hay que ser puros y sanos.
¡Que aburrimiento!
lunes, 13 de diciembre de 2010
La salud lo primero
Publicado por Antonio Cordón a las 10:17
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2 comentarios:
"Pero igual que el secreto de tanto ejecutivo agresivo es la coca y las anfetas, el secreto del deporte de competición es la alquimia."
Ahora entiendo de donde saca la energía jefe para trabajar 15 horas al día!
Bueno, yo no señalo a nadie...
Pero cuando veo superhombres, o supermujeres, la verdad es que me entra siempre un cierto escepticismo.
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