Las grandes crisis sirven al efecto de descubrir pautas de comportamiento de los humanos que sorprenden y hacen reflexionar.
Un terremoto de nivel 9 ha desplazado cuatro metros el archipiélago japonés, un tsunami con olas a trescientos kilómetros por hora ha arrasado ciudades enteras, se calcula que la cifra de muertos podría alcanzar los quince mil, la bolsa de Tokio se ha derrumbado, cientos de miles de personas se han quedado sin casa.
Pero lo que ocupa las primeras páginas de los periódicos es el accidente en la central nuclear de Fukushima, que es responsable de...una evacuación ordenada de doscientas mil personas, siete soldados norteamericanos contaminados y descontaminados con un baño de agua y jabón, y niveles de radioactividad en el aire que segun la OMS no constituyen riesgo para la salud.
¿Alguien se imagina lo que hubiera pasado si en vez de centrales nucleares, en los lugares afectados por el terremoto hubiese habido centrales hidroeléctricas con millones de metros cúbicos de agua almacenados?
¿De cuantos muertos estaríamos hablando?
Y, dado que nuestro mayor problema es la emisión de CO2 a la atmósfera, no deberíamos estar mucho mas preocupados por los incendios ocurridos en varias refinerías?
¿Que hace que consideremos que determinadas actividades sean consideradas mas peligrosas que otras al margen de su peligrosidad contrastada?
¿Por qué una antena de telefonía móvil se considera un peligro y la macro antena emisora de Madrid, (el Pirulí), que emite a varios cientos de miles de veces de potencia y está en pleno centro de la ciudad no nos parece peligrosa?
¿Por qué se teme tanto a la energía nuclear y no al tráfico automovilístico cuando este, solo en España, produce un promedio de cinco víctimas mortales cada día?
¿Por qué la gente piensa que es mas peligroso un cable de alta tensión a veinte metros de altura que uno soterrado a dos metros de profundidad?
¿Por qué la gente cree que un alimento transgénico es peligroso y un injerto (que es lo mismo pero hecho a lo burro), no lo es?
¿Por qué la gente no tiene problema con aerosoles, FCC´s, o incluso la gasolina con plomo?
Y finalmente, ¿por qué nos preocupa tanto que se ponga una central nuclear en Tarragona y no que se pongan cinco en los Pirineos franceses?
Cada vez tengo mas claro que en un mundo interconectado el tener gobiernos nacionales, y poner a políticos que tienen que ser elegidos cada cuatro años a decidir sobre cuestiones graves, es un despropósito.
Si no se pueden poner centrales nucleares en terrenos de gran actividad sísmica, alguna autoridad mundial debe impedirlo. No se puede tolerar que reyezuelos o tiranos monopolicen el acceso al petróleo o al gas.
De igual forma no se puede tolerar que unos bancos o unos países pongan patas arriba el sistema económico mundial.
Ninguna autoridad nacional se atreve a ir contracorriente de la opinión pública, y los órganos internacionales tardan siglos en alcanzar consensos sobre mínimos e insignificantes acuerdos.
No soy ferviente partidario de la energía nuclear, aunque piense como James Lovelock que es nuestra única alternativa seria para paliar las consecuencias del cambio climático. Y en España para cambiar nuestra peligrosa dependencia de los demás.
Por ello me siento alarmado no por las fugas de Fukushima, sino por los retrasos que este accidente va a causar en el despliegue de nuevas centrales.
Mientras intentamos contar los inexistentes muertos producidos por los escapes radioactivos se nos acumulan los cadáveres producidos por causas mucho mas naturales.
En un mundo de siete mil millones de personas, (que quieren comer cada día y ducharse con agua caliente), se ha acabado la vida apacible.
Hay que explicar a los ciudadanos los riesgos de la energía nuclear y también los riesgos de no desplegarla.
Y me temo que nuestros políticos, (y aquí no solo me refiero a los españoles), no está, ni pueden estar a la altura.
martes, 15 de marzo de 2011
Fukushima y la vida apacible
Publicado por Antonio Cordón a las 18:45
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