Aprovechando el post de Antonio comentando su experiencia con el Kindle, hago yo lo mismo, que llevaba tiempo con la idea. Y es que los reyes majos no trajeron un solo Kindle, sino 2.
Desde que comenzaron a popularizarse los lectores de libros electrónicos estuve con la idea de comprarme uno, pero no ha sido hasta que Amazon ha unido experiencia de compra y dispositivo bueno, bonito y barato que me animé. Y si bien es cierto que tengo un iPad que también sirve para leer, el Kindle se ha ganado rápidamente un hueco en mi lectura. Más pequeño, más ligero, más simple. Un dispositivo que sirve para una sola cosa, leer, y lo hace mejor que nadie.
Yo lo primero que hice fue comprar las obras completas de Sherlock Holmes, por $4 y 2 minutos, y ponerme a leer El Signo de los Cuatro. Previamente, había intentado encontrarlas por Internet, cosa que logré después de una no corta búsqueda. Un pdf de 20 megas, que al intentar convertir a .mobi, formato que entiende el Kindle, me bloqueó el ordenador después de más de 2 horas de transformación.
La moraleja es rápida. Los $4 dólares no son tanto por el contenido, sino por el acceso al contenido.
Y es que aunque tengo otros libros en el Kindle en formato mobi o pdf, los libros comprados directamente en la tienda de Amazon tienen una serie de ventajas sobre los demás. Para empezar, uno se asegura de que está comprando una obra completa, sin que le falte alguna hoja o tenga párrafos traducidos de forma extraña. La maquetación del texto es correcta y las páginas están numeradas. Y quizá la ventaja que más aprecio yo, y es que Amazon reconoce que yo he comprado ese libro. Así, se encuentra disponible desde todos mis dispositivos (Kindle, iPad, iPhone, ordenador), en el último punto que dejé la lectura en cualquiera de ellos, pudiendo volver a descargarlo en cualquier momento y con todos los aspectos de experiencia social que la compañía ofrece.
La diferencia es el servicio, que es lo que entiendo que estoy pagando.
Es una pena no disponer de una oferta de libros es español, ya no por los traducidos, sino por los autores españoles que requieren que me compre las páginas, hábito que creo que poco a poco iré abandonando. Pero así se las gastan los editores españoles, dispuestos a luchar por mantener el status quo en la medida de lo posible. Sin embargo, cuando los early adopters abrazan una tecnología con tanta profusión, es indicativo claro de que la masa va a ir detrás más temprano que tarde.
Desde que comenzaron a popularizarse los lectores de libros electrónicos estuve con la idea de comprarme uno, pero no ha sido hasta que Amazon ha unido experiencia de compra y dispositivo bueno, bonito y barato que me animé. Y si bien es cierto que tengo un iPad que también sirve para leer, el Kindle se ha ganado rápidamente un hueco en mi lectura. Más pequeño, más ligero, más simple. Un dispositivo que sirve para una sola cosa, leer, y lo hace mejor que nadie.
Yo lo primero que hice fue comprar las obras completas de Sherlock Holmes, por $4 y 2 minutos, y ponerme a leer El Signo de los Cuatro. Previamente, había intentado encontrarlas por Internet, cosa que logré después de una no corta búsqueda. Un pdf de 20 megas, que al intentar convertir a .mobi, formato que entiende el Kindle, me bloqueó el ordenador después de más de 2 horas de transformación.
La moraleja es rápida. Los $4 dólares no son tanto por el contenido, sino por el acceso al contenido.
Y es que aunque tengo otros libros en el Kindle en formato mobi o pdf, los libros comprados directamente en la tienda de Amazon tienen una serie de ventajas sobre los demás. Para empezar, uno se asegura de que está comprando una obra completa, sin que le falte alguna hoja o tenga párrafos traducidos de forma extraña. La maquetación del texto es correcta y las páginas están numeradas. Y quizá la ventaja que más aprecio yo, y es que Amazon reconoce que yo he comprado ese libro. Así, se encuentra disponible desde todos mis dispositivos (Kindle, iPad, iPhone, ordenador), en el último punto que dejé la lectura en cualquiera de ellos, pudiendo volver a descargarlo en cualquier momento y con todos los aspectos de experiencia social que la compañía ofrece.
La diferencia es el servicio, que es lo que entiendo que estoy pagando.
Es una pena no disponer de una oferta de libros es español, ya no por los traducidos, sino por los autores españoles que requieren que me compre las páginas, hábito que creo que poco a poco iré abandonando. Pero así se las gastan los editores españoles, dispuestos a luchar por mantener el status quo en la medida de lo posible. Sin embargo, cuando los early adopters abrazan una tecnología con tanta profusión, es indicativo claro de que la masa va a ir detrás más temprano que tarde.
1 comentario:
Yo estoy muy contento con mi Kindle, y estoy de acuerdo contigo en que al final lo que más pagas es por el acceso al contenido y el servicio, más que el contenido en sí mismo.
Pero, de eso a que un libro en digital sea más caro que uno en papel aún me parece un robo.
Yo no he tenido ningún problema para convertir libros de formato para introducirlos en el Kindle, pero sí espero que bajen de precio lo suficiente para que ni siquiera me plantee convertirlos! Esperemos sea pronto ;)
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