Abro el diario El País y me encuentro con una enorme fotografía de la ciudad de Yamada tras el paso del "tsunami", y debajo el siguiente titular: "Japón se prepara para evitar un nuevo Chernobyl".
No hace falta ser un semiólogo como Umberto Eco para diseccionar semejante atropello a la verdad, el sentido común y la responsabilidad, atropello que no es compensado porque en una esquina se incluya el comentario de un experto mucho mas moderado.
Todos sabemos de que va el rollo, y como se manipula la información de la forma mas indecente, no ya en aras de ideología alguna, sino simplemente para vender unos ejemplares mas.
En otro lado, en Bruselas, el comisario de Energía, ¡no podía ser otro!, dice que lo que está pasando en Japón es el "apocalipsis", y se queda tan pancho el tío.
Todos estos días estamos asistiendo a un carnaval del pensamiento populista/alarmista que contrasta vivamente con la actitud del pueblo japonés y sobre todo de la actitud de los trabajadores de la planta de Fukushima, que se están jugando la vida para enfriar los reactores.
Ellos enfrían y los periodistas y políticos calientan.
En un mundo cada vez mas complejo, y que depende de forma absoluta de sistemas sofisticados que no saben de países, comunidades autónomas o nacionalidades históricas, ¿podemos dejar que sean los colectivos mas analfabetos, mendaces e irresponsables, es decir, políticos, periodistas, futbolistas, actores y "celebrities", los que nos digan lo que tenemos que hacer?
¿Es posible una gobernanza global sin que las personas que conocen los sistemas energéticos, comunicacionales, financieros y hasta militares tengan ni voz ni voto?
¿Es posible que tengamos que permitir ser gobernados por la exigencia de obtener votos de las capas mas iletradas y anti-científicas de la sociedad?
En el curso de un siglo hemos pasado de unas democracias gobernadas por los mejores, (o los que intentaban ser los mejores), a unas democracias gobernadas por los intereses de lo mas bajo y casposo de la sociedad.
Cuando dijo Churchill aquello de que la democracia es el peor de los sistemas posibles, excepción hecha de todos los demás, no creo que pudiera imaginar que terminaríamos gobernados por Zapatero, y casi todos los demás gobernantes europeos actuales, sálvese quien pueda.
Carlos Marx se equivocó en el calendario y también en la forma en que ocurriría, pero acertó al diagnosticar que después de la burguesía gobernaría el pueblo.
Ya lo está haciendo.
Lo malo es que el pueblo no un conjunto de gente honrada y trabajadora, deseosa de ilustrarse, sino una masa zafia y supersticiosa, que tiene a Belen Esteban y a Paris Hilton como referencias culturales.
A partir de ahí los políticos se lo montan para que esa gente les vote, los periodistas para que vean sus programas de televisión, y los actores y futbolistas para que les vayan a ver pasando por taquilla.
Los expertos pasan por la rueda y salen como payasos en la función de la comunicación de masas tratando de explicar lo que pasa, llenando recuadritos o pausas en el programa, y legitimando el aquelarre populista.
Nadie les hace ni puto caso.
Y ahí continúan políticos y periodistas rajando de cara a las masas y creando esta sensación de irrealidad irresponsable en la que ellos medran y se revuelcan como los cerdos en la basura.
¿Que tiene que pasar para que los mandemos a tomar vientos?
miércoles, 16 de marzo de 2011
¿Podemos dejar el mundo en manos de políticos y periodistas?
Publicado por Antonio Cordón a las 19:49
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1 comentario:
Lo que tiene que pasar está claro: que el Madrid y el Barsa dejen el fútbol.
Una de las grandes aportaciones que ha traído Twitter es poder "escuchar" a distintas personas, interesantes si así lo quieres, que expresan sus opiniones y conocimientos sin estar bajo la necesidad de ganar dinero.
Los hay antinucleares y los hay pronucleares, pero lo argumentan, no te lo venden.
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