lunes, 28 de marzo de 2011

Fin de época

La derrota del partido cristiano-demócrata (derechas) alemán en el estado de Baden-Wurttemberg y el triunfo consecuente de un "eco-pacifista", la continuada racha de revoluciones islamistas en los países árabes, la histeria desatada en relación con la situación de la central nuclear de Fukushima, y la carrera de los grandes empresarios españoles para acabar de una vez y para siempre con los convenios colectivos, son síntomas de un fin de época que francamente me inquietan cada vez mas.

Este domingo publicaba El País una entrevista con el editor francés Gallimard, de la célebre editorial Pleiade, en la que veíamos a este vástago de una saga de libreros franceses, tumbado en una "chaise-long" leyendo tranquilamente un libro con una actitud de pacífica beatitud a pesar de las inquietantes preguntas que el autor de la entrevista le hacía acerca del futuro de la edición y del libro en general.

Decía Gallimard que no se puede hacer nada ante el cambio en los comportamientos de los jóvenes, que sencillamente tienen menos tiempo libre para leer ahora que tienen otras alternativas.

Y esa parece ser la cuestión: los miembros de las generaciones anteriores vemos con inquietud todo lo que está pasando, pero a lo mejor lo que tenemos que hacer es reclinarnos en el sillón y esperar a que llegue el apocalipsis.

Si los medios de comunicación nos transmiten que los revolucionarios árabes son demócratas, (a pesar de las evidencias de que son convocados por las mezquitas o pertenecen a clanes distintos de los que gobiernan), si nos agobian con titulares alarmistas sobre la energía nuclear, (sobre fotos de las víctimas del tsunami), si los electores eligen a sus gobernantes en base a fantasías de seguridad y prosperidad, (a pesar de las evidencias de que todo lo que cuentan los políticos es falso), y si nos agarramos a los deseos de los poderosos, (a pesar de que evidentemente no se han hecho ricos repartiendo su dinero), entonces es que estamos locos y cuando las masas se vuelven locas, como ya demostrase Sigmund Freud en su famoso ensayo "Psicopatología de las masas", no hay nada que hacer.

¿Que mundo va a emerger de esta crisis que comenzó con un desastre financiero y está siguiendo con guerras y convulsiones planetarias?

¿Que va a pasar cuando los árabes terminen sus revoluciones y los barbudos comiencen sus predicaciones?

¿Como vamos a conseguir la energía que necesitamos si se paran los programas necleares?

¿Como va Occidente a progresar si sus ciudadanos viven en una continua obsesión por la seguridad, la salud y la vida eterna?

¿Como pueden salir líderes nuevos a partir de partidos políticos enfangados por el clientelismo y la mediocridad?

Hasta en nuestro mundo de las tecnologías de la información la falta de liderazgo es notoria y solo personas como Steve Jobs, a quien me temo perderemos pronto, ponen un poco de luz entre tanto financiero y tanto mentecato.

Hay días en que la lectura de los medios te conduce a la melancolía y este es uno de ellos.

Menos mal que dice Mouriño que el Madrid de este año es mejor que el del anterior.

Esperemos que sea suficiente para ganar al Barcelona.

Si no, ganas me dan de exilarme en el desierto como Simón el estiligita.

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