domingo, 7 de septiembre de 2008

Vuelta a lo de siempre

Ya va siendo una tradición que retome las tareas blogueras tras el seminario de telecomunicaciones de la Menendez Pelayo, y sus siempre significativas circustancias.

No siempre es interesante lo que se dice, pero en los pasillos y en las cenas y almuerzos, si que se palpa la realidad.

A veces hay controversia. Como este año.

La razón ya la habíamos comentado aquí, y no es otra que las infraestructuras de banda ancha.

Ya sé que este blog es mas proclive a manifestarse en torno al espectacular mundo de las aplicaciones y los terminales, que es al fin y al cabo, lo que se ve y lo que se palpa, y en definitiva lo que a la gente mas le interesa, pero como hemos repetido hasta la saciedad, todo eso solo existe porque existen las infraestructuras que lo sostienen.

Es como si nos pasasemos el día hablando de coches y de destinos turísticos, y nadie quisiese hablar de las carreteras.

La verdad es que la situación en términos de despliegues de infraestructuras de telecos es muy peculiar.

El gobierno tiene un plan nacional de infraestructuras. Habla de autopistas, de aeropuertos, de vias de tren de alta velocidad, de puertos, de puentes, y todo lo relacionado con el imaginario de la revolución industrial. (La del siglo XVIII).

Pero si miramos hacia las revoluciones industriales del siglo XX, y XXI, o sea la de la energia y la de las TICs, ahí el estado se lava las manos, y mira a la iniciativa privada, que presumiblemente se encargará.

Cuando esos sectrores eran mas o menos públicos, los estados les concedían monopolios (naturales), a cambio de las inversiones necesarias para la prestación del servicio, pero en los años ochenta del siglo pasado, una fiebre liberalizadora barrió el mundo, la fiebre del nuevo capitalismo reganiano.

Enormes fortunas emergieron de la privatización de los antiguos monopolios. Aquí la del ínclito Villalonga, frustrado dueño del Valencia FC.

Traspasado el dinero a los particulares, y a los estados para que enjugaran deudas contraidas de diferentes formas, nos quedamos con una compañías privadas, que tienen accionistas, que como todos, quieren un retorno, rápido y significativo, de sus inversiones.

Y claro, a esos accionistas, la idea de invertir miles de millones de euros en llevar la fibra óptica a
una barriada de Cádiz, les pone los pelos de punta.

Cuanto más cuanto apurando la teoría del capitalismo liberal, en las telecomunicaciones se introdujo la competencia.

Y para hacerla posible se legisló de forma que los nuevos entrantes pudiesen competir con los recursos de los antiguos monopolios.

Mientras se trataba de utilizar las viejas redes de cobre no parecía demasiado mas, despues de todo esas redes se habían desplegado en tiempos del monopolio, y "eran de todos", pero ahora hay que crear una nuevas redes que nos permitan entrar en la modernidad, y ahí se ha formado el lio.

Telefónica dice que invertirá siempre que no se le obligue a compartir sus nuevas inversiones. Vodafone y Orange dicen que eso es volver al monopolio (¡horror!), y los demás pequeños que se los quiere aniquilar, y la CMT dice que vale que les permitirá compartir los conductos, o sea la obra civil, pero no la fibra, y entonces los alternativos dicen que irán a los tribunales ordinarios.

Un lio que no ha hecho mas que empezar. Los abogados están entusiasmados.

Mientras Madrid es la capital europea con menor velocidad de bajada y subida en la red.

Y así, vuestros juguetes maravillosos no van a funcionar muy bién por mas que los de Google y los de Apple inventen y vayan como locos.

Sin las aburridas infraestructuras no hay nada que hacer.

Hace poco veía en un informe televisivo un país africano. Mercedes y Lexus en caminos de barro.

Esa es nuestra sociedad de la información.

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