lunes, 8 de marzo de 2010

El futuro de mi cartera

El otro día me puse a pensar en los intereses que pueden tener las operadoras y demás players de Internet en el mundo de la banca, para ofrecer servicios financieros en el móvil, principalmente la posibilidad de pago. Y a partir de ahí me planteé si realmente el móvil (bueno, realmente una computadora de bolsillo) podría suplir en unos años mi cartera. Así pues me he propuesto hacer el experimento empírico y echar un ojo a todo aquello que llevo en mi bolsillo en el día a día.

Lo primero y más elemental es el dinero, tanto en metálico como de plástico. Sinceramente creo que aquí sí que hay posibilidades, aunque con matices. Igual que las tarjetas de crédito no acabaron con los billetes en el bolsillo, igualmente pasará con los teléfonos, aunque sí que les veo como una alternativa complementaria sólida.

Lo siguiente son los carnets de identidad, de conducir, de la seguridad social y otros similares. Aquí tengo ya más dudas. Aunque creo que dentro de unos cuantos años (muchos) toda nuestra información de ciudadanos estará centralizada en servidores estatales, a los que se podría acceder desde diferentes permisos, sí que veo necesario llevar alguna forma de identificación encima que no requiera de conexión para ser verificada. Quizá éste sea el punto que más incertidumbre me plantea, aunque creo que el sistema actual es manifiestamente mejorable.

Las diversas tarjetas de fidelización que uno puede llegar a acumular también creo que irán desapareciendo de la cartera. Quizá no para pasarse al móvil (que también puede ser), pero seguramente sí que se podría identificar al cliente (si él quiere) en el momento del pago en la propia tienda. De hecho, muchas compañías utilizan ya este modelo, eliminando así el riesgo de olvido de la tarjeta, absurda barrera entre ambos lados de la ecuación.

Recibos. También tengo muchos recibos en la cartera. Siempre que puedo, evito llevarme el ticket para recibir un e-mail, mucho más cómodo y práctico. Pero lamentablemente es algo que prácticamente sólo se puede hacer cuando se compra online. Esperemos que sea algo que cambie con el tiempo y logre despreocuparme de dónde guardo el recibo del último pantalón que compré y que me en casa me queda peor que en la tienda.

De las tarjetas de visita y de restaurantes y otros locales ni hablo, porque ya hace tiempo que abandonaron mi cartera para mudarse a mi agenda de contactos y/o servicios de Internet. Igual ocurre con los típicos papelitos donde uno se apunta la dirección del médico, sustituidos por la aplicación de notas del iPhone, o con las fotos, que ahora puedo ver en mayor variedad en mi móvil.

Y poco más tengo en la cartera, así que yo creo que sí, que me podré deshacer de ella en unos años. Ya digo que no será en el corto plazo, ni un proceso que asumiremos todas las personas, pero creo que el móvil, cada vez menos teléfono, puede cumplir con ese rol perfectamente. No obstante, como todo experimento, está claramente sesgado por mi propia visión y opinión, así que doy al bienvenida a toda aquella perspectiva que enriquezca este pensamiento :-)

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