jueves, 11 de marzo de 2010

Once Eme

Estoy siguiendo una extraña serie de televisión norteamericana titulada "Saving Grace", que entre sus muchas peculiaridades tiene la de arrancar de un atentado, el sucedido en unas oficinas gubernamentales de Oklahoma City, cuando estalló una bomba que medio derribó el edificio matando a decenas de personas.

El autor de la matanza, un tal McVie, ya juzgado y ejecutado, forma parte de la trama, no con su presencia sino con su recuerdo que es mantenido por los familiares de las víctimas para maldecirlo y desearle que se pudra en los infiernos. (Todo esto es histórico).

La serie, ya digo es políticamente incorrecta en Europa, y prácticamente ha pasado inadvertida.

Las razones son variadas. Sus protagonistas son una policía sexualmente promiscua y un ángel que se llama Earl y que intenta salvarla, de ahí el título, los compañeros de la policía, primitivos, partidarios de la pena de muerte, y de la bebida a tutiplén, un condenado a muerte que espera en el corredor, y que tiene como ángel al mismo Earl, y la memoria omnipresente del atentado.

Allí también hay un monumento lleno de nombres y banderas, pero la semejanza con nuestro Once Eme termina ahí.

Allí hay un culpable y se le odia. Allí hay víctimas pero no lágrimas. Allí hay decisión de castigar a los que hacen el mal y entendimiento de que cualquiera puede ser una víctima, porque este es un mundo violento, pero no deseo de igualar víctimas y héroes.

La víctima solo es que pasaba por allí. El héroe el que murió por salvar a alguien.

Allí nadie dice esa estupidez de que esperamos que nunca mas vuelva a pasar algo semejante, (puesto que se entiende que hay malvados y que hay que quitarlos de en medio).

Aquí cada vez somos mas bobainas.

Queremos hacer una celebración de la víctima como si fuera un ejemplo a seguir para la ciudadanía, cuando lo que hay que premiar es el heroísmo del que conscientemente pone en riesgo su vida.

Queremos reformar a los asesinos y salvaguardar sus derechos, cuando lo que hay que hacer es castigarles e impedir que sigan matando.

Queremos que el mundo sea un emporio de paz y amor cuando sabemos que no lo es.

Queremos llevarnos bien con los que quieren acabar con nosotros.

Queremos que los musulmanes sean nuestros hermanos cuando lo que quieren ellos es ponernos la chilaba y el burka a la fuerza.

Me gustaría que en esta celebración nos acordásemos de quienes somos, de quienes nos atacaron y porqué lo hicieron, y de quienes pelean, en la sombra o bajo el sol de oriente medio, para que los del turbante no ganen.

Menos víctimas y mas coraje.

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