Aprovecho el descanso del domingo para retomar este post que dejé a medias a mediados de la semana...
El mundo de la prensa escrita está convulso. La ventas de los periódicos descienden sin freno y ya ni siquiera regalar juegos de toallas o televisores parece revertir la tendencia. Todos los gurús coinciden que el futuro está Internet, donde la publicidad va ganando importancia, pero el nuevo modelo aún no está lo suficientemente maduro como para cubrir el hueco que va dejando el antiguo.
La práctica totalidad de los periódicos disponen ya de su versión en la web, y casi todos ellos ofrecen su contenido en abierto, o al menos parte de él. Las primeras pruebas de cobrar por el acceso no tuvieron mucho éxito, demostrando que la gente no está dispuesta a pagar por una información que puede encontrar en otras páginas de la web. No deja de ser curioso que la gente sigue pagando por la versión en papel, demostrando que el valor no siempre está en el contenido, sino también en la forma de acceso al mismo.
Las versiones digitales de estos diarios basan su modelo de ingresos principalmente en la publicidad, en un intento de hacerlos rentables. Pero la realidad es que la publicidad aún no se ha aprendido a explotar el nuevo medio y nos encontramos con un fiel reflejo del mundo escrito. Aún es peor, y es que como los ingresos son bajos, la cantidad de anuncios se multiplica, en un intento de compensación. El ejemplo con el que me cruce el otro día, semilla de la idea para este post, refleja claramente la calidad como noticiero a la que me estoy refiriendo:
El mundo de la prensa escrita está convulso. La ventas de los periódicos descienden sin freno y ya ni siquiera regalar juegos de toallas o televisores parece revertir la tendencia. Todos los gurús coinciden que el futuro está Internet, donde la publicidad va ganando importancia, pero el nuevo modelo aún no está lo suficientemente maduro como para cubrir el hueco que va dejando el antiguo.
La práctica totalidad de los periódicos disponen ya de su versión en la web, y casi todos ellos ofrecen su contenido en abierto, o al menos parte de él. Las primeras pruebas de cobrar por el acceso no tuvieron mucho éxito, demostrando que la gente no está dispuesta a pagar por una información que puede encontrar en otras páginas de la web. No deja de ser curioso que la gente sigue pagando por la versión en papel, demostrando que el valor no siempre está en el contenido, sino también en la forma de acceso al mismo.
Las versiones digitales de estos diarios basan su modelo de ingresos principalmente en la publicidad, en un intento de hacerlos rentables. Pero la realidad es que la publicidad aún no se ha aprendido a explotar el nuevo medio y nos encontramos con un fiel reflejo del mundo escrito. Aún es peor, y es que como los ingresos son bajos, la cantidad de anuncios se multiplica, en un intento de compensación. El ejemplo con el que me cruce el otro día, semilla de la idea para este post, refleja claramente la calidad como noticiero a la que me estoy refiriendo:
Como se puede apreciar, en un intento de dar a la gente lo que quiere para atraerla a la página, los contenidos de deportes, sociedad y otras noticias menos "serias" se reproducen por toda la portada. Al final nos encontramos con unas páginas de noticias con mucho ruido y poca información, demasiado generalistas.
Por otro lado tenemos la noticia de que nuestra Ministra de Cultura "aconseja" a los grandes líderes del sector periodístico que apoyen su campaña contra el "todo gratis" si quieren el soporte del Gobierno en esta época de crisis (inevitable rememorar escenas de la película El Padrino). En concreto lo que piden al Presidente los directivos de los grandes periódicos del país es sumarse a la "tasa Google". Es decir, que si Google tiene dinero para pagar a las operadoras, que también pase por su caja por hacer negocio con sus noticias. Esto es lo que ocurre cuando se favorecen industrias, que se crea precedente y ante las dificultades acuden también los hermanos, en vez de esforzarse por buscar una solución por ellos solos.
Al final vemos como se juntan 2 grandes grupos, Gobierno y prensa, para ayudarse entre sí, pasando sobre los intereses del pueblo español. La "tasa Google" me preocupa menos, porque no le veo mucho futuro a una exigencia con tan poco fundamento y poder de negociación. Sin embargo, que el Gobierno se posicione de una forma tan clara (una vez más) para ayudar a una industria a retrasar su necesaria evolución me parece un error tan grave como escandaloso.
Por otro lado tenemos la noticia de que nuestra Ministra de Cultura "aconseja" a los grandes líderes del sector periodístico que apoyen su campaña contra el "todo gratis" si quieren el soporte del Gobierno en esta época de crisis (inevitable rememorar escenas de la película El Padrino). En concreto lo que piden al Presidente los directivos de los grandes periódicos del país es sumarse a la "tasa Google". Es decir, que si Google tiene dinero para pagar a las operadoras, que también pase por su caja por hacer negocio con sus noticias. Esto es lo que ocurre cuando se favorecen industrias, que se crea precedente y ante las dificultades acuden también los hermanos, en vez de esforzarse por buscar una solución por ellos solos.
Al final vemos como se juntan 2 grandes grupos, Gobierno y prensa, para ayudarse entre sí, pasando sobre los intereses del pueblo español. La "tasa Google" me preocupa menos, porque no le veo mucho futuro a una exigencia con tan poco fundamento y poder de negociación. Sin embargo, que el Gobierno se posicione de una forma tan clara (una vez más) para ayudar a una industria a retrasar su necesaria evolución me parece un error tan grave como escandaloso.
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