martes, 19 de octubre de 2010

Multiculturalidad y experiencia histórica

De todos los países del mundo en los que existe experiencia histórica abundante sobre el fracaso de la multiculturalidad, España creo que se llevaría la palma de oro.

También nos la llevaríamos en el concurso internacional de olvido de esa misma historia.

Durante la interminable guerra de ocho siglos que enfrentó sobre el suelo peninsular al islam y a la cristiandad, (y no a España y a Marruecos que entonces no existían), comunidades enteras quedaron atrapadas en los dominios de los contrarios.

Primero comunidades cristianas en los territorios dominados por el islam, los llamados "mozárabes", y después comunidades musulmanas en territorios cristianos, los llamados "mudéjares". Y en ambos territorios comunidades judías sefarditas (o lo que es lo mismo españolas).

En periodos cortos de convivencia pacífica (el reinado de Alfonso X de Castilla), se habló de las tres culturas, pero fue mas bien un asunto de la corte que del pueblo que no convivía de ninguna manera.

Las comunidades mozárabes, a pesar de la doctrina oficial del islam de respeto a los pueblos del libro, fueron perseguidas, aisladas y machacadas a impuestos, y terminaron mayoritariamente por emigrar al otro lado.

Las comunidades mudéjares y sefardíes, fueron obligadas a integrarse o marcharse, y el asunto terminó en la Inquisición y la expulsión final.

En los países musulmanes, Siria, Irak, Jordanía etc, las comunidades cristianas están desapareciendo, y eso que son la mas antiguas del mundo y han tenido una densa historia.

En Egipto, la población copta, cristiana, disminuye cada día por la emigración masiva, y los que quedan viven en barrios protegidos por la policía.

Esa es la realidad.

Ahora Angela Merkel y otros políticos europeos comienzan a hablar abiertamente del fracaso de la multiculturalidad.

Lo hacen por ver si atrapan los votos del creciente descontento de las clases medias que ven como sus espacios se ven alterados por gentes que no comparten ni sus costumbres ni sus valores.

Es decir lo hacen por causas espúreas, pero no por ello erróneas.

Es muy difícil convivir con quien no respeta las normas generales, (porque tiene otras distintas).

No se puede mantener un estado con legislaciones distintas por razas y credos.

También en España tuvimos esta experiencia con los godos y los romanos, y tuvo que terminar.

Las leyes civiles de Europa han conseguido liberarse de la tutela religiosa a costa de grandes sacrificios.

No podemos ni debemos plegarnos a los deseos de imanes y chamanes.

Se lo debemos a nuestros hijos.

Cada cual en su conciencia puede rezar al dios que mejor le convenga, pero los que vengan a Occidente tienen que respetar nuestras leyes.

Entre otras cosas porque son mucho mejores que las suyas.

Por lo demás, los seguidores de Evo Morales o del ayatolá Jomeini, carecen de legitimidad para reclamar respeto a sus costumbres.

Cuando ellos respeten las nuestras en sus países, podrán reclamarlo.

La multiculturalidad abre la puerta al enfrentamiento y a la existencia de frentes y comunidades hostiles.

En nuestra historia existen ejemplos abundantes de ello.

Mejor la integración.

No hay comentarios: