miércoles, 17 de noviembre de 2010

Irlanda y el milagro tecnológico

La Unión Europea acude hoy en socorro del sistema financiero irlandés, socavado por la enorme burbuja de la construcción y por las veleidades de los bancos irlandeses con los productos financieros "de alta tecnología".

Escucho en la radio a los contertulios hablar de extrañeza por lo bien que lo había hecho Irlanda en comparación con España, en lo relativo a estructura económica, y como siempre me maravillo de lo que es hablar sin tener idea de lo que se está hablando.

Irlanda es un país muy pobre. Tanto como para que sus corriente migratorias hacia América hayan sido relevantes en la población de los USA. Sin contar con los que también se fueron hacia Escocia e Inglaterra.

Cuando llegó el dinero de Europa tuvieron la idea de transformar la isla en un porta-aviones de las industrias TIC, y atraer de paso instalaciones de I+D.

Con una política de bajísimos impuestos consiguieron que efectivamente centros de desarrollo se trasladaran allí, algunos desde España, y desde luego atrajeron a múltiples industrias interesadas en que sus productos llevasen la etiqueta "made in UE".

Pero ni los centros de desarrollo eran otra cosa que apéndices de los de las correspondientes multinacionales, ni las supuestas fábricas eran otra cosa que empaquetadoras de productos manufacturados en China.

Eso si, los sueldos llegados como el maná a esta tierra tan necesitada de ellos, y los deseos seculares de poseer una casa en propiedad crearon una burbuja de no te menees, en paralelo con la cual los bancos, como los islandeses, jugaron a la ruleta de los derivados de alta tecnología.

No me alegro de lo que sucede en aquel atormentado país, pero creo conveniente recordar que a la tecnología no se llega mediante atajos.

Hay que crear tecnologías de base, hay que invertir en la universidad, y hay que crear empresas competitivas.

Ser el apéndice libre de impuestos de terceros, es pan para hoy y, en el caso de Irlanda, lo de siempre para mañana.

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