lunes, 8 de noviembre de 2010

La visita de Benedicto

¿Que pasa por la cabeza de un señor que se llama Ratzinguer para quererse llamar Benedicto?

Que este Papa haya sido durante 25 años el jefe de la Inquisición, que ahora se llama Congregación para la defensa de la Fe, es una de las historias mas interesantes de Benedicto.

Es un intelectual entregado a la defensa de una doctrina, la cristiana, que es un edificio majestuoso y barroco sostenido sobre las muy débiles evidencias de lo que dijera un predicador galileo hace 2000 años.

Sobre enseñanzas que caben en un par de folios, y que al estar entreveradas en fábulas, llamadas parábolas, son en el mejor de los casos confusas, se ha levantado una complejísima religión, que lo mismo explica el Big-Bang, que la investigación con células madre, que las doctrinas de Marx y Lenin.

La biblioteca Vaticana conserva los registros de todos los procesos contra las desviaciones de ese edificio doctrinal, desde el Concilio de Nicea hasta la condena de los movimientos "liberadores" en Centro América.

Debe ser muy complejo y preciso el trabajo de los esforzados lectores y analistas vaticanos que deciden que lo que dice un teólogo, supongo que con su mejor intención, por ejemplo que la Tierra gira alrededor del Sol, va contra la doctrina ortodoxa, y por tanto debe ser prohibido.

Complejísimo porque a estas alturas saber lo que dijeron los padres de la iglesia, San Agustin, Santo Tomas, San Gregorio, y demás, unido a la colección de encíclicas, y proclamaciones, como la de la ascensión a los cielos de Maria, en cuerpo y alma, tiene que requerir una preparación tremenda.

Y a eso se ha dedicado Benedicto, que se parece tremendamente al emperador de la Guerra de las Galaxias, y que me parece un hombre inteligente, un poco al estilo Rubalcaba.

Verlos a los dos hablando durante la visita me ha parecido un momento particularmente inquietante. (¿De que hablarían?, ¿que pensarían mientras tanto?).

Benedicto sin embargo es un poco metepatas, (¿o no?), y dice cosas que suelen molestar, como que España está respecto a la religión como en los años de la quema de iglesias y la matanza de religiosos.

Se le han echado encima hasta los católicos, y no es para menos.

No creo que ni al mas descerebrado de los que se manifestaron contra su visita, haya pensado jamas en quemar una iglesia.

Tampoco creo que haya muchos sacerdotes que piensen que se debería fusilar a los sindicalistas o a los afiliados al PSOE.

Pero en aquellos años treinta en España, muchos pensaban así en uno y otro bando.

Yo creo que Benedicto tiene que sentirse preocupado por la pérdida evidente de influencia de la iglesia, y por la emergencia de la nueva religión, como se sentían preocupados los sacerdotes del templo de Serapio en los días que narra la película Agora.

Yo simpatizo con Benedicto, que es un malo inteligente, y francamente ¿a quien no le gustaría ser el jefe de la inquisición y luchar permanentemente contra el mal?

A mi me encantaría.

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