domingo, 7 de noviembre de 2010

¡Llámame Churchill!

La última ocurrencia de la religión buenista-igualitaria, es que eso de que al recién nacido se le ponga primero el apellido del padre es discriminatorio, y ¡anticonstitucional!.

Proponen que se pongan los padres de acuerdo, y si no, se recurra al orden alfabético.

Yo creo que lo que es anticonstitucional es que los padres impongan al neonato un nombre y apellidos sin consultarle previamente. ¡Es muy poco buenista-igualitario!.

Lo mejor será dejar al niño-niña sin nombre ni apellidos hasta la mayoría de edad, y entonces consultarle.

Se daría al recién nacido un número ajeno a toda interpretación sexista, política o religiosa, y así tendría que arreglarse hasta cumplir los dieciocho.

Sería además muy útil, ya que no coincidiría ningún número, y cuando llamase a casa un amiguito no habría que preguntar ¿Pepe padre o Pepe hijo?

Y luego cada cual se pondría el nombre que mejor le cuadrase.

Por ejemplo, los padres de Iker Casillas, podrían aconsejarle llamarse Garaicoechea, para que estuviese el apellido acorde con el nombre, o José Montilla podría haberse llamado a su mayoría de edad Josep Cava, o incluso Josep Freixenet.

Me pregunto cuantas adolescentes pasarían a llamarse Belén Esteban, o en caso de pertenecer al género masculino, Cristiano Ronaldo.

Yo conocí a un camarero en República Dominicana que se llamaba Omega, como el reloj, y he oido de otro que se llamaba Uesnavi.

Aprendices de escritor podrían llamarse Perez Galdós, o Pio Baroja, y ultraderechistas tomar como nombre General Mola, o Comandante Franco.

Así nadie sabría o podría saber el origen de cada cual, y volveríamos a la edad media, identificándonos como Pepito el del barrio de Moratalaz, o Juanito hijo de Hipólito, de Navalcarnero.

Esta propuesta demuestra el grado de ilustración del partido gobernante y las ganas que tienen de que nos pongamos a discutir de gilipolleces, en lugar de pedirles cuentas por su funesta gestión de la cosa pública.

Pero aunque el señor Zapatero, en realidad Rodriguez, se ponga Churchill, o Adenauer, seguirá siendo un mastuerzo, y aunque pasen muchos años no nos vamos a olvidar de su paso por la presidencia de gobierno de este pobre país.

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