jueves, 19 de abril de 2007

Y otra vez....

No les fue suficiente con un intento. La SGAE, con todo buen virus mutante, se adapta al medio y vuelve a intentarlo. Esta vez, a penas unos días después, ha conseguido que sea el propio Ministerio de Industria el que envie a los miembros del Consejo Asesor de Telecomunicaciones un escrito prácticamente idéntico al se eliminó in extremis de la reforma de la Ley de Internet.

Pero esta vez es peor. Ya no es que la SGAE sean como jueces, que puedan decidir que páginas les gustan y cuáles no. Es que ahora su poder de decisión y sentencia se extiende a las redes P2P. Es decir, al día siguiente de que (Dios quiera que no) esta ley se apruebe, condenarán el cierre del Emule porque han visto que permite la circulación del último disco de Bisbal.

Así, de golpe y portazo, en un momento, sumiendo a España es una nueva Edad Oscura. Si con el invento de la imprenta, eran los libros los que distribuían las ideas y permitían al publico tener ciertos niveles de cultura, hoy el invento es Internet. Y mutilar su uso, es como quemar los libros. Un intento de que aislar la gente, de impedir su acceso a la información y los contenidos. Esta situación sólo nos llevará a más incultura, más desconocimiento, un pueblo más tonto y fácil de manipular, que es de lo que se trataba también en hace siglos.

Pero aún hay más, un tal Pedro Farré, un abogado que representa a la SGAE, no se le ocurre otra cosa mejor que proponer una licencia "igual que se necesita una licencia para conducir" para navegar por Internet, que nos identifique a todos. Si señor, segmentando a la población. Ya puestos, pongamos una para la electricidad (que registre cuántas veces pongo el tostador al día), una para el agua (obviamente, que registre cuántas duchas me doy. No puede ser lo mismo usar el agua para regar plantas o para uno mismo....), para el aire, etc.

Curiosamente ayer estuve en una conferencia, con diferentes representates de los sectores: de Globomedia, como creador de contenidos, de Sony y Microsoft, como hardware y software, Telefónica, como la red, Enrique Dans, como el usuario, y un profesor universitario, como la academia. Y si bien todos coincidían en que el uso ilícito de contenido (la venta) es un hecho delictivo, todos entendían la compartición de contenidos como un elemento más de la partida al que hay que tener en cuenta al crear un modelo de negocio, e incluso como algo beneficioso para todos. Parece ser que negarse a esa evidencia e intentar ir contra corriente un error que sólo se empeñan en cometer repetidas veces la SGAE y el gobierno, poniendo continuas zancadillas al desarrollo. Lo que le faltaba a este país....

Señores, Internet es un bien mayoritario y básico, para el impulso de la sociedad. ¿Por qué anteponen su propio beneficio al común? ¿Por qué lo permite (y anima) este gobierno?

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