jueves, 4 de octubre de 2007

La publicidad en los videojuegos

O advergaming, como les ha dado por llamarlo a los americanos, que les encanta eso de juntar palabras.

¿Os habéis fijado que cada vez más aparece publicidad embebida en el contexto de un videojuego? Si no lo habéis hecho, es una fracaso estrepitoso de las compañías de marketing....

La realidad es que así es. Un mercado en crecimiento, una idea en expansión. Los avances tecnológicos, que hacen que los juegos parezcan películas en muchos casos, ha propiciado el auge de esta actividad.

$300 millones se invitieron en el año 2006 en este práctica, y más de 2000 se esperan para el año 2012. Cifras que impresionan y que animan a los publicistas a fijarse en estas nuevas oportunidades.

Para los desarrolladores, en pleno auge de la piratería, el advergaming funciona como una fuente de ingresos extra que llega como agua caída del cielo. En una industria donde sólo unos cuantos elegidos se convierten en blockbusters, cualquier ayuda es buena.

Ahora bien, no es oro todo lo que reluce. Para empezar, no todo tipo de juegos admiten este tipo de publicidad igual de bien. Los que mejor lo llevan son los de deportes y carreras, a base de marcas, nombres de equipos y vallas publicitarias. Pero en juegos históricos, de estrategia o de guerra es más complicado. Un soldado de la 2ª Guerra Mundial lo tendrá siempre complicado para cruzarse en su camino con un par de zapatillas Nike....

También recientes estudios han demostrado que el impacto que causan estos anuncios es menor que cuando llegan por la televisión o pantalla de cine. Una conclusión bastante lógica si se piensa. No es lo mismo estar recibiendo información de manera inerte, con el cerebro abierto a cualquier mensaje subliminal; que estar en medio de un partido de fútbol en el que estás manejando a Ronaldo, regateando a tu colega y a punto de meter el gol de la victoria que te permitirá vacilarle durante el resto de la tarde. Un cartel publicitario del McDonald's pasará menos desapercibido en uno de los dos escenarios, ¿adivináis cuál?