En la teoría económica, siempre hay un capítulo importante para la determinación del precio de las mercancias y de los servicios, de las materias primas y de las manufacturas.
En materia de electrónica, la cuestión de los precios es a menudo dificil de determinar.
La simple apelación a la competencia resulta pueril, en un mundo dominado por grandes oligopolios, que de facto controlan la situación. Es verdad que existen alternativas, pero son marginales y a menudo temerarias, así que si quieres comprarte una wii tienes que aceptar el precio que te ponen, o renunciar a la novedad.
Y, ¿que precio poner?
¿El que resulta de aplicar los costes mas un margen razonable?
¿El que el mercado está dispusto a pagar?
¿El que se calcula para que la demanda no exceda la oferta existente?
¿Un fair prize?
Cuando se comenzaron a comercializar los teléfonos móviles en España, en los ochenta, se acordó establecer un precio medio de 500.000 pesetas, o sea 3000 euros, para evitar que la demanda colapsara la entonces fragil red de telefonía móvil.
Y aun así la gente los compraba.
Viene todo esto al caso de las recientes informaciones que hablan de acuerdos entre Apple y las major de la música para abrir totalmente sus fondos, por un fee único de cien dólares, o un pago mensual de 10 dólares.
Después de todas las discusiones sobre descargas de pago y descargas ilegales, o alegales, segun países, parece que se va haciendo la luz.
Y la luz pasa por la aceptación de que no se puede poner a tosos los usuarios de internet fuera de la ley, ni se puede pretender cobrar cantidades intimidatorias por productos que tienen una vida cada vez mas efímera.
Lo primero conduce al absurdo, lo segundo a crear mercados fuera de la ley.
Cuando el mercado no atiende a los clientes, estos buscan alternativas, y siempre hay quien las ofrece. Recordemos la ley seca.
Para entender estos dilemas desde el punto de vista del precio, que no el valor de las cosas, recordemos que en los años setenta un tocadiscos medio, venia a costar de 35.000 pesetas a 100.000. (210 a 600 euros). Los discor costaban de 250 a 300 pesetas. (Unos dos euros).
Hoy, un reproductor compacto de CD´s viene a costar 100 a 200 euros, y un disco de 20 a 25 euros.
Es decir, hemos pasado de una proporción de 100 a 1, en el precio de disco y reproductor, a una relación de 10 a 1. Y la tecnología no ha abaratado tanto su coste de producción.
Lo que ha subido de forma espectacular es el precio de la música.
Mientras las industrias de la electrónica han tenido que sufrir ajustes brutales, para disminuir de hecho el precio de sus productos, la industria de los contenidos ha conseguido mantener sus precios e incrementarlos, a la vez que ha incrementado su poder de influencia sobre los consumidores,a través de una presencia obsesiva en los medios.
Con sueldos medios en los jóvenes de 1000 euros y alquileres inaccesibles, ¿a alguien le puede extrañar lo que ocurre en la red?
¿Cuanto estamos dispuestos a pagar por el entretenimiento?
Las industrias de la electrónica no tienen mas salida que una huida hacia adelante proponiendo nuevas tecnologías cada poco tiempo, lo que conduce a la amortización cada vez mas rápida de los soportes anteriores.
Y cada vez eso supondrá pagar el canon de la copia privada, para pasar los contenidos previamente pagados a los nuevos soportes.
Y además pagar lo nuevo mas caro que lo anterior.
¿De verdad piensa la industria de los contenidos que no va a tener que repensarse el precio de sus productos?
lunes, 24 de marzo de 2008
El precio de las cosas
Publicado por Antonio Cordón a las 12:29
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