Hoy tenía pensado referirme una vez mas a los ninis, ese colectivo cada día mayor formado por los jóvenes de entre 19 y 29 años que ni estudian ni trabajan ni hacen cosa alguna.
Me parece que el hecho de que hayamos alcanzado la cifra del ¡26%! en ese apartado constituye un ejemplo mas que nos dice que España está volviendo hacia atrás para parecerse a la que describe Galdós en sus obras. Desocupados, mercachifles, buscones y holgazanes.
Pero la súbita muerte de Emilio Botín creo que merece una glosa.
En primer lugar porque ha muerto el sin duda hombre mas poderoso de España en las últimas décadas.
A Don Emilio no se atrevían a tocarle ni jueces ni periodistas, y daba igual lo que hiciese porque era absolutamente invulnerable.
Un monarca absoluto que reinaba en una entidad con múltiples tentáculos, muchos de los cuales nunca conoceremos.
Le daba lo mismo que gobernase la izquierda o la derecha. Sabía que tenía línea directa con cualquiera y que sus instrucciones siempre eran escuchadas...y obedecidas.
Siempre hablaba bien del presidente de gobierno de turno. ¡Hasta del pobre zapatitos!
Se había construido una ciudad como un faraón y allí tenía sus reales.
Sus empleados, incluso los mas cercanos, le temían y tenían que estar a su disposición a cualquier hora y en cualquier circunstancia.
En un tiempo de sociedades anónimas, él era un dueño al estilo clásico.
Le va a suceder su hija Ana Patricia que tiene sus mismos ojos astutos e implacables.
Pero la naturaleza, que no repara en la cantidad de poder que una persona pueda tener, le ha retirado de la circulación de manera instantánea e irrevocable a los 79 años, una edad todavía temprana.
¡Como me hubiese gustado leer sus memorias!
¡Cuanta miseria humana habrá contemplado a lo largo de su vida!
Que misterio envuelve la condición humana que lo mismo da a hombres como Emilio Botín que esa muchedumbre de ninis cuya única misión en la vida es consumir y defecar.
Dicen que Botín se estaba construyendo en Cantabria, una comunidad para la que nunca quiso industrias para que no perdiese su aire pastoril, un bunker en previsión de los desastres del cambio climático.
Ahora un infarto vulgar y corriente le ha impedido gozar de la seguridad de esa construcción apocalíptica.
De verdad que me hubiese gustado trabajar una temporada cerca de Botín.
Sin duda se ha marchado una persona sobresaliente a escala mundial.
No se si hay alguna otra de ese nivel.
miércoles, 10 de septiembre de 2014
Botín y los ninis
Publicado por Antonio Cordón a las 11:00
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