martes, 23 de septiembre de 2014

El contra-aborto abortado

La triste figura de Alberto Ruiz Gallardón es una de las estampas más crueles de la democracia del 75.

Era Gallardón esa esperanza sucesoria que nunca se cumplía. El eterno aspirante a presidente del gobierno. El más listo de la clase.

Cuando Mariano le encargó la reforma de la Ley del Aborto, (que quería llamar de "protección del no nacido"), ya me pareció rrrrraro. Muy raro.

Gallardón era siempre el chico más liberal de la derecha, el más moderno. Verlo uncido al carro de la ultraderecha parecía una venganza. Y lo era.

Lo hemos visto en el curso de unos días de mucho ajetreo, cuando pareciera que las prioridades tenían que ser otras. Mariano le ha dado a Alberto una estocada en todo lo alto y lo ha dejado listo para la puntilla.

Y Gallardón, que había sobrevivido a una guerra a muerte con Esperanza Aguirre, ha sucumbido como un corderito.

No solo se marcha del gobierno. Es que le han echado de la política.

En estos tiempos que corren el estar alineado con los del misal y la mantilla es mortal de necesidad, y este hombre que podía haber sido la alternativa liberal a un conservador rancio como Mariano, ha quedado para los restos como el portavoz de la caverna y el enemigo de la mujer por excelencia.

Para que luego digan que Mariano es tonto. Lo parece desde luego, pero no lo es.

Si ahora se saca un ministro de justicia catalán, yo me quito el sombrero. (O uno con capacidad de diálogo con los nacionalistas).

Lo de volver atrás con el asunto del aborto no lo quieren el noventa por ciento de las mujeres del PP.

La sociedad española tiene este tema superado y asumido como cosa propia por muy feo que sea.

Cambiarlo era una cosa de locos que hubiese encenagado la vida pública y no digamos los juzgados.

Que Alberto el listo no se percatase de la trampa en que se metía siempre me asombrará.

Ahora bien, Alberto Ruíz Gallardón no se ha ido sin dejar su legado: Madrid es la ciudad más endeudada de España y seguramente del mundo. Una de las más sucias. Donde la pequeña delincuencia hace de su capa un sayo. Donde se incumplen todas las normativas. Donde se vende cualquier cosa a cambio de un patrocinio. (El Palacio de los Deportes veo que se va a llamar Barclaycard Center). Donde se montan chiringuitos en cada esquina. Donde el tráfico es infernal.

Es un triste legado para alguien tal listo.
  

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