jueves, 19 de junio de 2008

Innovando hacia atrás

Directamente del glosario de ideas absurdas nos llega la última "gran idea" desde Bruselas, por obra y gracia de la Comisión Europea. Resulta que algún iluminado ha pensado que sería una buena iniciativa el cobrar parte de una llamada telefónica al que recibe. Tal cual.

Hombre, para ser justos, la idea tiene un fondo bondadoso para con los usuarios. Resulta que desde Europa se lleva tiempo persiguiendo una severa bajada de precios en las tarifas que se cobran las operadoras entre ellas por acabar las llamadas en su red. Es decir, si tu eres Movistar y llamas a un Vodafone, Movistar ha de pagar un cierto precio a Vodafone, por pasar por su red. Desde la Comisión Europea se opina que, de bajar estas tarifas, bajarían los precios para los consumidores. La proposición que nos ocupa hoy consistiría en eliminar esa tarifa y que fuese la propia operadora receptora la que cobrase una cierta cantidad al movil destino. Si en el fondo el fin es bueno, pero no el medio....

No creo que nunca lleguemos a ver funcionando este sistema, al menos en Europa, ya que en EEUU sí que se utiliza. Aunque, precisamente, en temas de telefonía móvil, los norteamericanos no tendrían que ser nuestro espejo, y sí lo japoneses, con sus tarifas planas, conexiones de banda ancha móvil y TV por doquier.

Si se cobrase al receptor de la llamada, sin duda alguna éstas decaerían en número a pasos agigantados. Nadie respondería números bloqueados o desconocidos, ni a aquellas personas cuya conversación no valiese lo que les cobra la operadora por pulsar el botón del Yes.

Aunque las llamadas saliesen en global más baratas, el problema realmente reside en la experiencia de usuario. Sin duda alguna, una llamada se disfruta más cuando no se cobra por acción (descolgar) o tiempo transcurrido (segundos de conversación). Cobrar a ambos extremos estropea enormemente la experiencia de usuario de uno de ellos, la mitad de la dupla necesaria para conversar, eliminando el interés por usar el móvil y, por ende, el dinero a gastar en él.

Pero aún hay más, porque no tiene sentido forzar la monetización de un producto cuyo valor tiene a 0 al estar convirtiéndose en una commodity. El dinero del móvil está en los datos y pretender escatimar o rascar unos euros a través de la voz es una estrategia perdedora sin lugar a dudas.

En fin, esto me recuerda a cuando nos querían cobrar por las llamadas perdidas. Un absurdo, en busca de un aumento del ARPU que tanto cuesta conseguir.


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