domingo, 10 de mayo de 2009

El futuro y el periodismo

Dedica hoy El País un largo artículo de John Carlin al tema del futuro del periodismo, contraponiendo las opiniones de los bloggers por una parte, los directivos de medios por otra, y finalmente los que están meditando sobre el tema.

Los primeros son tajantes en su creencia de que no hay futuro para la prensa escrita, los segundos igualmente tajantes en que si que lo hay, y el tercer grupo afirma que tal vez si, tal vez no.

O sea que nos saca de dudas.

A mi me parece que la actual crisis de fé en el futuro que acongoja a los responsables de medios en occidente tiene que ver fundamentalmente con la crisis no del periodismo, sino de la empresa periodística.

Es decir del modelo de negocio que ha creado en los últimos cincuenta años los poderosos medios que conocemos hoy en día.

Un modelo basado en la existencia abundante y creciente de publicidad, que es quien ha financiado las poderosas redacciones y los lujosos despachos corporativos.

Los medios de antes de la segunda guerra mundial eran mucho menos vistosos, y los periodistas tenían problemas para comer cada día, a no ser que fueran ricos por su casa, o tuviesen otra profesión.

Mientras ha manado el nectar publicitario no ha habido problemas.

Prisa o Vocento o Unedisa han crecido en la época de internet y han ganado mucho dinero a pesar del creciente desapego de los jóvenes.

Pero la crisis se ha juntado con Google y la mezcla ha resultado explosiva.

El tema famoso del modelo de negocio apremia a los gestores de los medios como antes apremiase a los gestores de otros negocios enfrentados a la poderosa mezcla de digitalización mas globalización.

La cuestión es como cobrar a los lectores, teniendo en cuenta que la publicidad ya no cubre los costes.

Y naturalmente los gestores miran a las cuentas de resultados de Google y de los operadores telefónicos y se dan cuenta donde está el dinero, (y la solución de sus males).

Efectivamente. Es otro canon.

Como cualquier otro contenido, el artículo periodístico tiene dificil defensa una vez digitalizado, y además es que los consumidores no quieren pagar por lo que se bajan por internet. Las experiencias han sido funestas hasta la fecha.

Google vende publicidad por contenidos que no produce. Los operadores cobran por el acceso a una red que no valdría nada sin contenidos.

Por otra parte esos contenidos no tendrían consumidores sin redes y buscadores.

El nuevo ecosistema de los medios requiere una regulación mundial y global, y en esto el liberalismo a la americana tampoco sirve. Pero hoy por hoy es lo que domina en la red.

Es un problema de gran calado.

Y no el único.

Está también la cuestión del desapego de los jóvenes, y crecientemente de los mayores también, a unos medios completamente conniventes con los partidos políticos.

A mí todos los artículos del periódico que tienen que ver con la política nacional me sobran.

Las declaraciones de Zapatero o Rajoy me son indiferentes.

Podrían las empresas periodísticas ahorrarse los redactores y el papel.

Los medios tienen que replantarse su función porque durante los años de bonanza, muchos, se han dedicado no a servir a sus clientes sino a adoctrinarlos al servicio propio y de terceros.

Eso me parece que no tiene mucho futuro en un mundo en el que los ciudadanos pueden buscarse los contenidos que les apetece.

Ante eso uno puede optar por el camino de El Mundo, es decir el viejo periodismo amarillo donde la información se convierte en cuentos chinos, y se convierte al lector en protagonista de fabulaciones y contubernios, lo que indudablemente gusta a muchos.

Pero yo creo que hay otras fórmulas y que una vez se regule el mundo internet, cosa necesaria a mi modo de ver, veremos el rebrotar de nuevas empresas periodísticas, o de las antiguas supervivientes.

Lo que me parece inevitable es el fin del antiguo régimen mediático.

Con crisis o sin ella, la publicidad está evolucionando y los lectores también.

Las empresas periodísticas también tendrán que hacerlo. Y lo harán.

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