viernes, 15 de mayo de 2009

Televisión Española y el himno

Lo sucedido en el estadio de Mestalla durante la interpretación del himno español, y la pitada de los aficionados nacionalistas vascos y catalanes, es un indicio claro en la dirección que hemos estado manteniendo en este blog, es decir, que no tiene sentido que haya una televisión estatal.

Lo que pasó por las cabezas de los responsables de la retransmisión, y que les llevó a desconectar la retransmisión cuando la pitada se hizo ensordecedora, no hubiera ocurrido en una televisión privada, y en todo caso no hubiese tenido como consecuencia la dimisión de nadie, pero claro la consideración de "servicio público" de la televisión estatal condujo al pánico de los responsables y a la toma de decisiones erróneas.

Lo que hubiese sido una decisión soberana de una televisión privada, y por lo tanto inobjetable, aunque opinable, en un ámbito público resulta un escándalo.

Eso es siempre peligroso cuando se habla de información.

Naturalmente el redactor siempre tiene en consideración lo que piensan sus respopnsables, pero es demasiado cuando el periodista tiene que llevar sobre sus hombros la dignidad de un país y de sus instituciones.

Y cesar al pobre responsable de deportes me parece una iniquidad, porque me puedo poner perfectamente en su piel en el momento del suceso ¿que hacer, retransmitir el escarnio al país y a la corona o faltar a la verdad?

Ya es bastante grave que la dignidad de un país esté en unos individuos que dan patadas a una pelota, pero que además tengamos que tener una televisión que nos represente y nos "defienda", es demasiado.

Estamos sufriendo desde hace semanas la exaltación patriótica de nuestra "representante" en el Festival de Eurovisión, las hazañas de Rafa Nadal, nuestros pilotos de motocicletas, etc.

Por favor, cerremos Televisión Española.

Por lo demás, dos constataciones: la primera, el nacionalismo genera odio. La segunda, el odio es muy contagioso.

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