domingo, 24 de mayo de 2009

Los incentivos

La entrada en el blog de hoy tiene que ver con una información aparecida en el diario El País sobre el cine español, en la que se hacían dos afirmaciones sorprendentes, a saber, que en España se hacen más películas proporcionalmente que en USA y que la mayor parte de esas películas no llegan a estrenarse.

Teniendo en cuenta las continuas quejas sobre la debilidad de la industria española del cine la primera de las revelaciones resulta sorprendente, pero es que la segunda es como para meditar sobre la sanidad de nuestro sistema económico, ya que si las películas son un negocio, y dado que hacerlas cuesta dinero, el hecho de que ni siquiera se estrenen debería constituir una catástrofe financiera para alguien, pero el hecho es que parece que no es así.

Y todo esto me ha recordado las enseñanzas de Gary Becker, premio nobel de economía de hace unos pocos años, cuya teoría de los incentivos es de lo mas reveladora en España. Sostiene Becker que la economía, como el agua, discurre siempre por donde le es más facil y beneficioso, y que por tanto basta con que se incentive algo o que se deje de desincentivar otra cosa, para que las cosas vayan por el camino incentivado, o menos desincentivado.

En el caso de nuestro cine es evidente que la política de subvenciones no es que ayude al negocio, sino que se ha constituido en el negocio en si misma, como ya sabemos que sucede también con muchos programas de I+D y ayudas empresariales variadas, donde se han creado empresas con la única finalidad de captar ayudas.

En el cine patrio es evidente que las películas no se hacen para estrenarse sino que se filman con la única finalidad de cobrar la subvención.

Lo mismo que el cultivo del lino y tantísimas otras cosas.

Lo gracioso y llamativo del caso del cine es que sus perpetradores se tildan de artistas y llegan a decir que ellos no hacen cine para el público sino para la historia.

Lo mismo decía Franco de su mandato. Era solo para el juicio divino.

No se, pienso que ya que les dan el dinero, que es de los contribuyentes, por lo menos se `podrían esforzar en hacer películas populares, como las que antaño hacían Esteso y otros "cómicos".

Pero no porque ahora lo que se incentiva son películas sobre mujeres abandonadas y maltratadas en los suburbios o mejor aun en el medio rural, y a ser posible en alguna autonomía con lengua propia. Así llegan "incentivos" de todas partes, del Ministerio de Igualdad, de la Comunidad correspondiente, de la Televisión pública que toque, de alguna privada e incluso de alguna fundación.

Pero ya digo, los agricultores que cultivan lino para dejarlo sin recoger son delincuentes. Los cineastas que producen películas sin espectadores son victimas de las malvadas multinacionales y destribuidoras que no les estrenan, y sobre todo del público que no les comprendemos.

En fin, leed el blog de Gary Becker, que es muy instructivo y lleno de sentido comun.

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