martes, 12 de mayo de 2009

Fusiones y adquisiciones

Así se llamaban,. no sé si aún se llamarán, los departamentos de las grandes consultoras dedicadas al negocio de juntar cosas para luego trocearlas y sacar de todo unas estupendas comisiones mandando al paro a unos cuantos miles de personas de paso. Es lo que hace el protagonista de Pretty Woman, y también de Armas de Mujer. Una profesión lucrativa.

Las crisis son momentos oportunos para la aparición de esta especie, y solo la falta de soporte financiero está retrasando su llegada a la escena en estos tiempos turbulentos, pero las señales comienzan a apuntar sobre la "necesidad" de crear grupos mas grandes para aprovechar las "economias de escala".

Ironias al margen, lo cierto es que tenemos delante dos posibles fusiones de alcance en este mundo de la Sociedad de la Información. La de Prisa y Mediapro, con Telefónica y Vivendi de por medio, y la de Telefónica con Telecom Italia, con Berlusconi en el trasfondo.

Si tenemos en cuenta que la televisón privada en España es muy italiana, y que ya los italianos se han quedado con Endesa, parecería que nos toca a nosotros consolidar un gran grupo "mediterráneo", lo que ocurre es que tenemos la experiencia de que Italia parece un estado de opereta, pero cuando alguien quiere meterle el diente se encuentra con una superficie dura como la piedra.

No me cabe ninguna duda de que Telecom Italia es una compañía sin muchop futuro como independiente, dado que en ese mercado lo único que parece valer es producir un servicio con el menor coste posible, y eso solo es posible ampliando continuamente la base de clientes.

Por otra parte Latino América es el mercado de expansión natural, y los italianos aportan el norte de Africa y la entrada a los Balcanes.

Así de imperiales son estos cálculos.

También imperiales son los apaños de Mediapro, que después de comprar los derechos del futbol pátrio necesita clientes a quienes venderlo, y quien mejor que los clientes de Digital Plus, que ya lo estaban pagando.

Después de todo se agita la coctelera, se compra y se vende, todo queda igual, menos naturalmente los bolsillos de los agentes de fusiones y adquisiciones, que se llenan, y los bolsillos de los miles de despedidos subsiguientes, que se vacían.

Así que siguiendo los consejos, sabios, de Tommaso de Lampedusa, "algo tiene que cambiar para que todo siga igual".

Yo me pregunto:

¿Quien se va a beneficiar de la fusión entre Telefónica y Telecom Italia?

¿Quien se va a beneficiar de la fusión de Prisa y Mediapro?

¿Por qué los reguladores han concedido una licencia a Mediapro si estos solo buscaban fusionarse?

¿Por qué los reguladores protegen a los operadores "nacionales" si estos solo buscan el beneficio de sus accionistas?

¿Para que demonios necesitamos empresas gigantes?

Empiezo a pensar que la lógica de la globalización nos conduce a un callejon sin salida.

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