martes, 29 de abril de 2008

Giove-B, en órbita

Hoy en día, hasta el más profano en materia electrónica, sabe lo que es un GPS. Lo tenemos en los coches y en lo móviles, inunda los anuncios de Navidad de las tiendas de media. Lo que el gran público no conoce es que para que este cacharrito funcione es necesaria toda una infraestructura de satélites en órbita, controlada por el ejército americano.

Esta es una situación cuanto menos incómoda para el resto del mundo. Que la población se acostumbre a un sistema de navegación en control de una única potencia es algo arriesgado. Más que nada porque no es sólo la gente común los que lo usan, sino también distintos medios de transporte, empresas e incluso el ejército de los respectivos países. Como digo, una situación incómoda.

Por ello Europa, en su afán de unidad independiente, puso en marcha su propio proyecto de navegación independiente. Galileo, que así se llama, lleva retraso, como tantas otras cosas que hacemos en el viejo continente. El hecho de tener que fijar una serie de estándares y poner de acuerdo a las distintas nacionalidades no es fácil, y nos hace la competencia con EEUU un tanto complicada.

Ayer se lanzó el satélite Giove-B, segundo de la tanda de pruebas. Se espera que para el 2010 se lancen los primeros cuatro "de verdad", y poco a poco se llegarán hasta los 30 necesarios para poner en funcionamiento el sistema. Lento, lento.

Mientras tanto, los estadounidenses investigan mejoras en su sitema GPS, y los chinos el suyo propio. En unos años tendremos 3 modelos, cuya compatibilidad habrá de ser estudiada. Sea como fuere, Europa (y los demás países del mundo) no pueden depender de EEUU para no quedarse "ciegos". Más vale que el proyecto Galileo cobre velocidad, porque esta es una situación incómoda....

No hay comentarios: